Fecha: 17 de octubre de 2021

Estimados y estimadas. Hoy se inicia la fase diocesana del Sínodo 2021-2023. Lo hablamos en la Carta de hace dos semanas. Será una magnífica ocasión de diálogo profundo, de escucha humilde, de discernimiento sincero de los signos de los tiempos, donde el sujeto real sea, porque lo es, todo el Pueblo santo de Dios. Pastores y fieles unidos en el amor por la Iglesia de Jesucristo, nos sentimos llamados a trabajar juntos, a mirarnos a los ojos sabiendo que formamos parte del único y santo Cuerpo de Cristo, a luchar juntos a fin de reencontrar caminos de reforma y conversión, que puedan ayudar a la Iglesia a mostrar al mundo, y con más autenticidad, el rostro de Dios amor, y dejando, al mismo tiempo, entrar todo lo nuevo que el mismo Espíritu nos suscite.

Al abrigo de esta propuesta de sinodalidad que nos viene de parte del papa Francisco, he escrito una Exhortación pastoral que hoy hago pública, y que lleva por título La comunión y la sinodalidad en la vida diocesana. Se puede solicitar en papel a su parroquia o comunidad, o bien descargarlo de la página web del Arzobispado. En este escrito procuro presentar a todos los diocesanos de la Iglesia que peregrina en Tarragona unas reflexiones a la vez teológicas, espirituales y pastorales, que nos pueden ayudar en este camino. Se trata de amar más a nuestra Iglesia entendida como Misterio de comunión, en el marco de la dignidad común de todos los bautizados y bautizadas, y todo ello por el hecho de formar parte del Pueblo santo de Dios. Sólo así podremos avanzar en la sinodalidad en la vida de nuestras parroquias y comunidades.

Una Iglesia sinodal y unas actitudes sinodales, es decir, una Iglesia en la que nos sabemos valorar y escuchar los unos a los otros, sólo pueden brotar de una Iglesia Pueblo de Dios, que explicita la comunión en la vida de cada día. Es por este motivo que, en esta Exhortación pastoral, en primer lugar, procuro profundizar en el sentido de la comunión eclesial, fundamentada en Dios Trinidad, que es comunión de Personas. De ahí que la comunión entre los miembros de la Iglesia se ha de estructurar a imagen y semejanza de la comunión trinitaria, salvando la desproporción entre la Iglesia y el Misterio de Dios. Posteriormente, en la segunda parte, me adentro en algunos aspectos en torno a la sinodalidad, que nos pueden ayudar a practicarla en nuestros propios Consejos parroquiales, arciprestales y diocesanos. Por último, la tercera parte nos tiene que ayudar a aterrizar en la concreción del trabajo propuesto por el papa Francisco, añadiendo la luz que proviene de nuestro propio y fecundo trabajo diocesano, básicamente con las prioridades pastorales señaladas recientemente por el Consejo Diocesano de Pastoral, a partir de las actitudes descritas en la exhortación pastoral el Espíritu hace joven la Iglesia y en el documento Impulso eclesial, transformación social, de la Comisión diocesana para hacer frente a los efectos de la pandemia.

Si nos sabemos escuchar los unos a los otros, al abrigo de una Iglesia entendida como comunión, seguro que vamos a avanzar en nuestro camino misionero de anuncio del Evangelio de Jesucristo en nuestros ambientes.

Vuestro,