Fecha: 1 de junio de 2025

Este domingo los católicos celebramos la solemnidad de la Ascensión de Jesús al cielo. También tenemos fijada esta fecha para poner en el centro el mundo de la comunicación ya que las últimas palabras del Señor se refieren a anunciar lo que Él había dicho y había hecho. Una de las tareas de los periodistas es anunciar, dar a conocer acontecimientos y opiniones a sus conciudadanos por medio de la prensa escrita o audiovisual. Es un trabajo fundamental en toda sociedad que se declara libre y democrática. Tiene sus riesgos pero merece el reconocimiento y la gratitud por todos aquellos que nos beneficiamos de tal esfuerzo.

Muchos periodistas tienen a san Francisco de Sales como su Patrón y la Iglesia lo celebra el día 24 de enero. Con motivo de esa fiesta los Delegados de todas las diócesis se reúnen para intercambiar opiniones y experiencias, escuchar ponencias que ayuden a su reflexión y formación o participar en algún evento interesante, como por ejemplo la entrega de los Premios Bravo a los profesionales de las distintas modalidades comunicativas. La asamblea de este año fue especial porque se convocó en Roma para conmemorar el Jubileo de los periodistas, convocado por el papa Francisco. Allí estuvimos los obispos de la Comisión, los servicios técnicos y los delegados diocesanos. Fueron tres días muy emotivos con un encuentro con el Papa, la visita a la oficina vaticana de información y una cordial y provechosa relación con otros profesionales del mundo.

En mi comentario del pasado 23 de febrero ya hice referencia a esta fiesta de los comunicadores sociales y anuncié el comentario del Mensaje anual que el Papa escribe para la ocasión sobre la Jornada Mundial con motivo de la Ascensión. Y eso hago hoy en unas circunstancias especiales ya que el fallecimiento del papa Francisco, autor del Mensaje, es recogido por el nuevo papa León XIV quien en una masiva reunión de periodistas celebrada en el Aula Pablo VI el pasado 12 de mayo, tras su elección, expresó similares palabras y deseos para todos introduciendo el tema de la paz, la libertad de expresión y una clamorosa petición de libertad para los periodistas encarcelados por el cumplimiento de sus obligaciones profesionales en el ejercicio encomendado por la sociedad y la búsqueda y defensa de la verdad.

En una especie de línea continuista entre ambos pontífices os traigo un breve comentario al referido Mensaje que lleva como título COMPARTAN CON MANSEDUMBRE LA ESPERANZA QUE HAY EN SUS CORAZONES. La frase está tomada de una carta del apóstol san Pedro. Empieza con una referencia a nuestro tiempo marcado por la desinformación y la polarización que genera turbulencias y que contrasta con la alegría y esperanza del Año Jubilar. Lo primero genera miedo y desesperación, prejuicio y rencor, fanatismo e incluso odio; lo segundo anuncia la esperanza en una comunicación veraz, plena y digna para todos pero dando un acento especial, que los profesionales lo hagan con delicadeza y respeto. La comunicación de los cristianos, pero también en general, debería estar entretejida de mansedumbre, de proximidad, al estilo de los compañeros de camino, siguiendo el mayor Comunicador de todos los tiempos, Jesús de Nazaret. Recuerda el Papa que la esperanza es siempre un proyecto comunitario y que no se olvide nunca el corazón propio que habla a otros corazones semejantes intentando practicar una comunicación que sepa sanar las heridas de nuestra humanidad.

Agradezcamos y valoremos el servicio que nos prestan los profesionales de la comunicación más cercanos que nos dan información y nos ayudan a una formación crítica de los hechos.