Fecha: 29 de junio de 2025

Celebramos la fiesta de los apóstoles san Pedro y san Pablo, y esto nos debe llevar a una reflexión, una vez más, sobre la importancia de la unidad de la Iglesia en torno al sucesor de Pedro, actualmente el papa León XIV, y también sobre la urgencia de la evangelización en nuestra sociedad. El papa León, en sus palabras justo al ser elegido pontífice, nos pidió a todos los cristianos que «tenemos que buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre dispuesta y abierta a recibir, como esta plaza, con los brazos abiertos a todos. A todos los que tienen necesidad de nuestra caridad, de nuestra presencia, de diálogo y amor.»

Nos encontramos ya al final del curso en nuestra diócesis y en muchos otros ámbitos de la sociedad. Nuestra mirada está ahora puesta en las actividades de verano que se organizan desde las parroquias y las delegaciones, los campamentos y las colonias, las peregrinaciones, los cursos de verano, etc. Pero un poco más allá empezamos ya a pensar en el próximo curso y a vislumbrar cuáles deben ser los objetivos que deberemos trabajar juntos.

Para concretar estos objetivos, que es bueno y necesario que nos marquemos y nos propongamos, nos pueden ayudar mucho los apóstoles que hoy celebramos. Sus personas, su ejemplo, su doctrina. San Pedro y san Pablo deben ser para nosotros, llamados a ser también evangelizadores, una referencia constante.  Su vida, el proceso de su conversión, las palabras que nos han dejado en sus cartas y que nosotros tenemos como Palabra de Dios, el ejemplo de su celo evangelizador, deben ser nuestro referente para la misión que el Señor nos ha confiado a todos los bautizados. Porque no fue sólo a los apóstoles sino a todos nosotros que nos dice Jesús: «Id al mundo entero y haced discípulos míos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado… » (Mt 28, 19-20). Esto es lo que significa una iglesia en salida como tantas veces nos ha dicho el Papa Francisco, esto es lo que significa caminar juntos con esperanza, anunciar la alegría del evangelio.

Se acaba el curso pero la vida no se detiene. Debemos continuar el proceso de reflexión sobre cuáles deben ser las prioridades y orientaciones que guíen nuestra vida diocesana en el próximo curso. ilusión y esperanza porque Él está siempre con nosotros.

Hoy, que celebramos la fiesta de los dos grandes apóstoles san Pedro y san Pablo, ruego a Dios que por su intercesión nos ayuden a seguir caminando y evangelizar con esperanza en nuestra tierra, y donde quiera que el Señor y la vida nos quieran llevar.