Fecha: 12 de octubre de 2025

El próximo domingo la Iglesia celebra el DOMUND, la Jornada Mundial de las Misiones, organizada por Obras Misionales Pontificias (OMP). Es el día en el que, especialmente, la Iglesia universal reza por los misioneros y colabora con las misiones. Se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre, el mes de las misiones. Este año el lema elegido para la celebración de esta Jornada es “Misioneros de esperanza entre los pueblos”.

Esta jornada nos recuerda que todos los cristianos debemos estar comprometidos en la propagación de la Buena Nueva de Jesucristo en toda la tierra, tal y como nos lo dice el Señor en su mandato apostólico a los apóstoles después de la Resurrección: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado a mi, así también os envio yo a vosotros”(Jn. 20, 20). La vocación cristiana al apostolado, que recibimos en el bautismo, nos lleva a promover y apoyar las iniciativas evangelizadoras en los países del llamado tercer mundo.

Quizás podemos preguntarnos cómo podemos colaborar en el anuncio del evangelio en países tan alejados de nuestras fronteras geográficas. Es verdad que hoy en día los medios de comunicación facilitan el conocimiento de estos países, especialmente en sus dificultades económicas y sociales, y con frecuencia en los enfrentamientos que subsisten con el paso de los años. No son por tanto realidades ajenas a nuestras vidas.

De nuestra diócesis tenemos dos presbíteros misioneros, Mn. Manuel Homar en la diócesis de Cienfuegos en Cuba, y Mn. Xavier Serra en el Vicariato Apostólico de Canaima, en Venezuela, dos países en circunstancias económicas y sociales complejas y con realidades políticas que no siempre favorecen la propagación de la fe. Junto a ellos también hay un buen número de religiosos y religiosas originarios del territorio diocesano y también laicos y matrimonios en misión.

La situaciones y dificultades que sufren los misioneros son fácilmente imaginables para nosotros, y deben movernos a la compasión en el sentido más auténtico del término, es decir, a compartir sus sufrimientos y sentirnos comprometidos con su misión. Tenerlos presentes nos mueve a rezar por ellos y su labor en nuestras oraciones diarias, y además posibilita que nuestra ayuda económica sea efectiva y realizada con sincera responsabilidad.

El lema de este año del Domund nos ayuda a tomar conciencia de la misión de estos hermanos nuestros en esos países. Anunciar el evangelio, anunciar a Jesucristo, da esperanza a las personas y los pueblos, hace reavivar la auténtica esperanza que se fundamenta en el amor de Dios y genera iniciativas que ayudan a mejorar las condiciones de vida de muchas personas. Los misioneros anuncian la esperanza de Dios, viven esa esperanza que transmiten y contagian a los demás, a menudo en condiciones duras y difíciles y con peligro de sus propias vidas. Nosotros, desde nuestras parroquias y comunidades, les hacemos llegar un apoyo que siempre es necesario y les ayuda, junto a los recursos económicos indispensables para llevar a cabo su labor. Somos miembros de una misma familia en la Iglesia, os animo pues, a ser desde aquí comprometidos en la misión de esta Iglesia en aquellos territorios.