El Informe FOESSA denuncia una sociedad más fragmentada, con la vivienda y la precariedad laboral como motores de la desigualdad.

 Cáritas Catalunya ha presentado el jueves 27 de novembre el Informe sobre exclusión y desarrollo social en Cataluña, elaborado por la Fundación FOESSA, que ofrece una radiografía exhaustiva de las fracturas sociales en el país. El estudio constata que 1.351.000 personas se encuentran en situación de exclusión social, lo que representa el 17 % de la población catalana. Además, 1 de cada 3 personas vive en una situación de integración precaria, con alto riesgo de caer en exclusión ante un cambio de ciclo económico.

La vivienda, principal factor de exclusión en Cataluña

La vivienda es hoy el principal factor de desigualdad y exclusión social. Según el informe, 568.000 hogares, en los que viven casi 2 millones de personas, sufren precariedad en la vivienda. De las diferentes formas de dificultad en el acceso y mantenimiento de la vivienda, destaca que el 13,3 % de la población cae en pobreza severa después de pagar los gastos de vivienda y que el 12,6 % vive en hacinamiento grave. Además, el 6,3 % sufre tenencia en precariedad (habitaciones de realquiler, ocupación, cesión o en proceso de desahucio), con el miedo de ser expulsadas de la vivienda en cualquier momento.  En conjunto, 1 de cada 5 personas vive en situación de exclusión residencial, alrededor de 1,5 millones de personas.

Trabajar ya no protege de la exclusión

El otro gran motor de la fractura social es la precariedad laboral, que afecta a 1,4 millones de personas en Cataluña (el 38 % de la población ocupada). Raúl Flores, coordinador del IX informe FOESSA, ha constatado que trabajar ya no te salva de la exclusión: el 55,4 % de las personas en exclusión social viven en hogares donde la persona sustentadora principal trabaja, y a ello se suma un 12,4 % de la población que vive en hogares donde la sustentadora principal se encuentra en paro desde hace 1 año o más. Ha destacado también que esto tiene consecuencias en todos los ámbitos de la vida, especialmente en su salud mental.

Los multiplicadores de la exclusión: la salud y los vínculos

El informe también alerta sobre la ruptura de los vínculos comunitarios: el aislamiento social en situaciones de exclusión severa se ha cuadruplicado, pasando del 4 % al 16 %. Flores ha afirmado que «donde hay vínculos, la exclusión es reversible; donde se rompen, la dependencia se acelera». Participar en asociaciones, espacios comunitarios o redes de apoyo reduce hasta un 30 % el riesgo de enfermedad y mejora las posibilidades de inclusión. Además, la exclusión social deteriora la salud física y mental: ha aumentado la población con enfermedades graves que no reciben atención médica del 3 % en 2018 al 5 % en 2024 en Cataluña.

Los rostros de la exclusión

La exclusión no afecta a todo el mundo por igual, y el informe destaca a las mujeres y a las personas migrantes por sufrir una mayor exclusión: 1 de cada 5 hogares encabezados por mujeres vive en exclusión, así como el 43 % de las personas de origen inmigrante, que asciende hasta el 75 % si se encuentran en situación de irregularidad administrativa.

Las principales víctimas son los niños, niñas y adolescentes, con 1 de cada 3 en exclusión social, una tasa que no ha dejado de aumentar desde el 18 % (2018) hasta el 33 % (2024), lo que constata que les estamos recortando el futuro y las oportunidades. El informe añade también a los jóvenes, que tienen un futuro desdibujado al normalizar la precariedad laboral y no poder acceder a la vivienda.

Finalmente, Flores ha destacado que «no fallan las personas, falla el sistema» y que 3 de cada 4 personas tienen activadas estrategias de inclusión (trabajar, estudiar, formarse, etc.).

Propuestas para frenar la fractura social

Ante esta situación, el presidente de Cáritas Catalunya, Salvador Busquets, ha destacado que son necesarias políticas integrales y coherentes, empezando por un pacto de Estado por la vivienda, en el que la ampliación del parque público de alquiler sea prioritaria. «Hay que proteger a la infancia y promover a la juventud», ha afirmado Busquets, señalando la prestación universal por crianza como una medida esencial para acabar con la pobreza infantil. Finalmente, ha subrayado la necesidad de apostar por la generación de vínculos comunitarios y la participación social como elementos clave para salir de la exclusión. Según Busquets, «no bastan los parches: hace falta un nuevo modelo de políticas que prevengan, protejan y transformen».

Como cierre, el delegado de la Conferència Episcopal Tarraconense en Càritas Catalunya, Mons. Javier Vilanova, ha destacado la importancia de cambiar las causas estructurales de la pobreza para garantizar el acceso a los derechos básicos a todas las personas. «El sufrimiento de los demás debe interpelarnos y movernos para mejorar la sociedad y cuidar el planeta», ha afirmado. «No podemos mirar hacia otro lado, es una responsabilidad que todos tenemos como habitantes de este mundo».