Fecha: 8 de junio de 2025
Estimados hermanos y hermanas:
La Iglesia celebra hoy el día de Pentecostés, la culminación del tiempo pascual con la venida del Espíritu Santo, el día de la Iglesia naciente. Es el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar: el momento de pasar a la acción, de ponerse en marcha, de las palabras y de las obras.
«Todo cristiano está llamado al apostolado; todo laico está llamado a comprometerse personalmente en el testimonio, participando en la misión de la Iglesia», recordaba el Papa san Juan Pablo II, alentando a los laicos a participar, sin ningún miedo, en la obra de la evangelización como militantes valientes del Reino.
En estos momentos, me encuentro en Roma, junto con un grupo de laicos y laicas, miembros de vida consagrada y sacerdotes de la diócesis de Tortosa. Estamos celebrando la peregrinación diocesana jubilar como signo de comunión y de unidad de la Iglesia de Cristo, compartiendo la diversidad de dones desde distintos carismas y a la luz del Espíritu Santo.
Desde aquí, sentimos que hemos de tomar conciencia del anuncio explícito de Jesús para, después, tras el Primer Anuncio, ir expandiendo por el mundo las semillas del Evangelio. Y en la centralidad de ese ministerio, brota en mí una voz providente, una necesidad que anunciar: ¡qué importantes son la Acción Católica y el Apostolado Seglar en el corazón de la Iglesia!
Ahora, cuando el Espíritu nos da un corazón nuevo, la Palabra de Dios va tejiendo la acción del Paráclito, que se posa sobre cada uno de nosotros para donarse a la medida del Señor Jesús. Y así se conforma la Iglesia Universal, haciéndonos a todos hermanos y miembros de un mismo Cuerpo.
«Jesús Resucitado, la primera vez que se aparece a los suyos, les da el Espíritu de perdón», dijo el Papa Francisco en su homilía pronunciada en Pentecostés en el año 2019. El Espíritu «es el primer don del Resucitado y se da en primer lugar para perdonar los pecados: este es el comienzo de la Iglesia, este es el aglutinante que nos mantiene unidos, el cimento que une los ladrillos de la casa: el perdón», afirmó el Santo Padre. Asimismo, el Papa León XIV, nada más comenzar su ministerio, dijo –con el corazón lleno de gratitud– que el espíritu misionero ha de animarnos a anunciar que «¡esta es la hora del amor!».
Sin amor y sin perdón es imposible construir la Iglesia a la luz del Señor, porque ambos están inscritos en el centro de la esperanza. En este Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar le pedimos al Dador de Vida por todos los laicos que hacen Iglesia: para que el Espíritu venga sobre ellos y atesoren los sentimientos de Cristo, hasta que su Palabra alumbre todos y cada uno de los días de su vida.