Fecha: 18 de mayo de 2025
La palabra “católica” viene del griego katholikos, que quiere decir “universal”. Cuando decimos que la Iglesia es católica, decimos que es para todo el mundo, en todas partes y en todo momento. No está limitada a una cultura, un país o una época. Es como una gran familia abierta, que abraza todos los pueblos, lenguas y maneras de ser. Esto quiere decir que, seas quién seas, en ella tienes un lugar. La Iglesia no es solo la de tu barrio o la de tu pueblo, es la de Sant Feliu, la del Congo, la de Japón, la de América… Y a la vez, es la tuya. Esta universalidad hace que, cuando un católico entra a una iglesia a la otra punta del mundo, aunque no entienda la lengua, encuentre una cosa: una fe compartida y un hogar familiar.
Vivir como católico no es solo una cuestión individual. Es vivir en comunión: con el Dios de Jesucristo y con los otros. Esta comunión la vivimos de manera concreta en comunidades llamadas a ser acogedoras y misioneras, en nuestra parroquia y diócesis, guiados por los obispos, que son los pastores de cada Iglesia local. El obispo no es solo una figura simbólica: es quien garantiza la unidad de la fe en cada diócesis, quién nos confirma en la fe y guía la comunidad cristiana junto con los presbíteros. Además del obispo, los católicos reconocemos también al Obispo de Roma, el Papa, como el sucesor de san Pedro. Él es el Pastor universal, padre espiritual de todos los cristianos católicos, autoridad moral y símbolo vivo de nuestra unidad católica (universal).
Estar unidos al papa no quiere decir solo escucharle y orientarnos por lo que dice, sino sentirnos miembros de una gran familia que atraviesa fronteras y culturas. Cuando estamos en comunión con nuestro obispo y con el papa, estamos realmente dentro de una Iglesia que es una, santa, católica y apostólica.
El papa no es un líder político. Es un pastor al servicio de la comunión y de la verdad del Evangelio. Como católicos, lo respetamos, lo escuchamos y rezamos por él, pero siempre desde una fe centrada en Jesucristo.
Ahora ya tenemos un nuevo obispo de Roma y sucesor del apóstol Pedro que nos preside en la unidad León XIV estará al frente de la Iglesia durante los próximos años y asume un reto importante. Llevar las riendas de la Iglesia Universal en tiempos convulsos pero apasionantes, para servir y hacer sacramentalmente visible el Reino de Dios anunciado por Jesucristo (reino de amor y justicia, de vida y verdad), en continuidad con los papas anteriores y el legado que nos dejó nuestro querido papa Francisco.