Fecha: 14 de diciembre de 2025

Este es uno de los títulos que el papa León pone en su exhortación pastoral Dilexi Te, de reciente publicación. La proximidad de las fiestas de Navidad y también de la Campaña de Navidad de Cáritas que estamos realizando debe movernos a tenerlo presente. El mismo Jesús, recuerda el pontífice «se presenta al mundo no sólo como Mesías pobre sino como Mesías de los pobres y para los pobres» (n. 19). El fundamento de esa acción caritativa es precisamente la caridad, el amor de Dios para los más necesitados.

De hecho, nuestra acción caritativa y social no es, en modo alguno, un apéndice en nuestra fe cristiana, sino que constituye uno de los tres pilares de la vida de la Iglesia, junto con la celebración de los Misterios de la Fe y la Predicación de la Palabra, y encuentra su sentido más profundo en Jesucristo que se encarna y se hace hombre asumiendo nuestra carne pobre y pecadora.

Desde esta perspectiva del Señor que viene a nosotros afrontamos la campaña de Navidad de Cáritas como una nueva oportunidad para compartir con quienes menos tienen una parte de nuestros bienes, que no son riquezas ni tesoros, sino la oración por ellos, la solidaridad y la denuncia de las injusticias y nuestra colaboración económica también. Todos nos sentimos responsables de nuestros hermanos pobres por ser de nuestra familia, son nuestros hermanos.

El Papa nos recuerda en su exhortación pastoral que «Dios muestra predilección hacia los pobres, a ellos dirige la palabra de esperanza y de liberación del Señor y, por eso, incluso en la condición de pobreza o debilidad, ya nadie debe sentirse abandonado. Y la Iglesia, si quiere ser de Cristo, debe ser la Iglesia de las Bienaventuranzas, un lugar en el que los pobres tienen un espacio privilegiado” (n. 20).

El lema de la campaña de este año, “Hagamos que una vida digna no sea cuestión de suerte”, incide en la dignidad de la vida de las personas, que no es cuestión de tener buena o mala suerte en la vida, sino que hay unas causas que provocan estas situaciones y ante las que los cristianos no podemos permanecer indiferentes. En definitiva, se trata de poner en práctica la actitud que encontramos en Jesús en el evangelio, la compasión y la misericordia, que el mismo Señor elevó a la categoría de Bienaventuranzas.

Pero el Papa León con una mirada realista reflexiona y nos dice que “muchas veces me pregunto por qué, aunque las Sagradas Escrituras son tan precisas a propósito de los pobres, muchos siguen pensando que pueden excluir a los pobres de sus atenciones” (n. 23). Debemos afirmar que nuestra fe no nos permite excluir a nadie de nuestra atención. Campañas como la de Navidad o todas las actividades y proyectos que se llevan a cabo desde muchas instituciones de Iglesia se convierten en signos de esta predilección, cercanía con las personas más vulnerables y necesitadas, que son también hermanos nuestros, miembros de la misma familia. Y esa predilección y atención no debe quedar reducida a unas campañas o instituciones, debe formar parte todo el año de nuestro corazón de cristianos.

Preparándonos para la celebración de la Navidad, se nos ofrece una nueva oportunidad de expresar el amor que hemos recibido de Dios, el amor que él nos tiene en gestos concretos de proximidad, cariño y solidaridad. Sin duda que ésta será una buena preparación para la Navidad del Señor.