Fecha: 3 de agosto de 2025
Estimadas y estimados, una de las acciones sociales del Jubileo por parte de la Conferencia Episcopal Española se centra en la «trata de personas». He tenido la oportunidad de conocerlo más de cerca, a propósito de una reunión del episcopado celebrada en Madrid. He aquí algunos testimonios:
«Margarita es el nombre que utilizaba en el club». Todo comenzó por la falta de dinero y oportunidades en un país, Venezuela, marcado por la violencia política y la coerción de los derechos fundamentales de la población. Un buen día, un amigo de la familia le ofreció venir a España a trabajar. «Sentí que me había tocado la lotería…». «Pero lo que empezaba era un infierno». Después de tres días de viaje junto con otras mujeres, fue entregada a un hombre de Castellón, donde le quitaron el pasaporte y el dinero. «Pedí explicaciones y la respuesta fue: “Ahora eres mía. He pagado un montón de dinero por ti y trabajarás de prostituta”». Fue un golpe mortal: «Había escuchado que estas cosas podían pasar, pero no podía creer que me pasara a mí, y menos que un amigo de la familia me hiciera esto». Empezó a gritar que no lo haría ni muerta, pero «me golpeó fuertemente y después me amenazó con atacar a mi familia, a la que conocía por medio de mi “amigo”».
Este es uno de los perfiles típicos de una víctima de la trata por explotación sexual: «una mujer migrante, sin documentación, en situación de vulnerabilidad y con dependencias familiares». Así se expresa la Hna. Cristina, Religiosa de las Oblatas, una congregación nacida para atender a mujeres víctimas de explotación sexual. Y la Hna. Consuelo, de las Adoratrices, añade: «Normalmente, vienen de países con inestabilidad, de situaciones donde hay numerosas dificultades económicas y políticas… Suelen venir de bastante violencia, que puede ser, incluso, estructural, siendo mujeres que viven en vulnerabilidad y, por ello, más fáciles de captar».
Según datos del año 2023, en España se identificaron, 1466 víctimas de trata de personas y se disolvieron 109 mafias criminales. «Hay que tener en cuenta que el número de víctimas es mucho mayor, pero no llegan a ser identificadas, al tratarse de un fenómeno oculto y muy complejo de detectar», afirma la Sra. María Francisca Sánchez, directora del Departamento de Trata de Personas de la Conferencia Episcopal Española. «Es la esclavitud del siglo XXI», añade, evocando el capítulo 25 del Levítico. Por este motivo, una de las acciones del Jubileo es intensificar esta acción social. Y concluye: «Conviene promover la sensibilización y la prevención e impulsar la coordinación de las entidades eclesiales implicadas en el acompañamiento a víctimas y supervivientes, promoviendo la creación de espacios de acogida en las diócesis y equipos de trabajo en las redes sociales». Esperemos que así sea.
Vuestro,