Fecha: 14 de diciembre de 2025
Hoy quiero compartir una experiencia que viví hace casi un mes cuando fui a bendecir la Casa Cuna Llar Magdalena Bonamich del Hogar de María en Molins de Rei. Un hogar que acoge a madres en dificultad y a sus hijos. Después de la bendición, fuimos a la parroquia para celebrar la Eucaristía, con bautizos y confirmaciones, era la Jornada Mundial de los Pobres. La misa dio paso a un brindis marcado por la diversidad cultural que revitaliza nuestras comunidades. Más tarde, compartimos un almuerzo con las madres y sus pequeños, voluntarios y otras personas en situación de vulnerabilidad atendidas por Cáritas, en un ambiente sencillo y fraterno. Aquellos rostros se me quedaron grabados.
Días después, al leer el Informe FOESSA 2025, esos rostros volvían al corazón: 1,3 millones de personas en exclusión social y casi dos millones en precariedad habitacional. Pero el Informe señala que hay una herida aún más profunda: la ruptura de los vínculos comunitarios. En este contexto, el domingo de Gaudete nos invita a la alegría, pero ¿tenemos motivos?
Sí, porque la alegría cristiana no es evasión, es compromiso. Dilexi te lo afirma con fuerza: La fe sin caridad es un discurso vacío; la caridad es la gramática del Evangelio (DT, 19). Evangelizar es amar con obras (DT, 14). Cuando generamos vínculos para defender la vida en todas sus etapas —desde el vientre materno hasta la vejez herida—, cuando creamos espacios de acogida, Cristo es anunciado. La cultura de la vida no es solo un principio moral: es una tarea comunitaria. Cada madre o persona vulnerable que encuentra apoyo, cada niño o inmigrante acogido, cada enfermo o preso visitado, cada gesto de hospitalidad y de integración, cada derecho a la vivienda y al trabajo cumplidos, es un signo del Reino.
Dilexi te nos recuerda: Las parroquias no pueden ser islas; han de ser redes que sostengan la vida (DT, 18). Las familias, añade el texto, están llamadas a ser talleres de amor (DT, 22).
Que cada domingo nos encuentre dispuestos a escribir, con nuestra vida y la de nuestras parroquias, esta gramática creadora de vínculos que promueven vida.


