Fecha: 24 de agosto de 2025
Estimados hermanos y hermanas:
«La medida del amor es amar sin medida», expresa una de las frases más famosas de san Agustín, doctor de la Iglesia y patrono de los que buscan, de manera incansable, a Dios; santo que celebramos el próximo jueves, día 28 de agosto. A pesar de que su vida no siempre estuvo ligada al corazón de Jesús, muy al contrario, la oración de su madre –santa Mónica– hizo que su hijo terminara convirtiéndose a Dios y «volviera con ella», como se le anticipó en uno de sus sueños.
Pero no fue sencillo. Mónica permaneció muchos años al pie de la cruz, rogándole a Dios un milagro, ofreciendo sacrificios por él y pidiendo a todos que rezasen por su amado hijo. En un momento dado, un obispo, tras escuchar su ruego, le dijo: «Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas». San Agustín se convirtió, pero antes de comenzar la revolución del amor y de la misericordia, predicando y enseñando las Escrituras merced a la teología y a la filosofía, su madre ya podía descansar en paz. «¿Y a mí que más me puede amarrar a la tierra? Ya he obtenido mi gran deseo, el verte cristiano católico. Todo lo que deseaba lo he conseguido de Dios», confesó, días antes de enfermar y de morir, con tan solo 55 años.
En estos momentos, en medio de tantos conflictos que acechan a multitud de familias, recordamos cómo el testimonio de fe de una madre puede cambiarlo todo en la conversión a Dios.
«Señor, que todo mi corazón se inflame con amor por ti; haz que nada en mí me pertenezca y que no piense en mí; que yo queme y sea totalmente consumido en ti; que te ame con todo mi ser, como incendiado por ti», rezaba san Agustín. Una confesión que manifiesta que sólo se accede a la Verdad a través del amor, tal y como dejó escrito también el santo de Hipona: «Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa, sino lo que ama».