Fecha: 21 de diciembre de 2025

Hace algunas semanas leía en La Vanguardia una entrevista al escritor y poeta Antoni Puigverd; la titularon así: “Los puentes son lo primero que se bombardea en una guerra”. Ese mismo día el papa León XIV regresaba de su viaje a Turquía y Líbano, país azotado por muchos conflictos. También me llamó la atención una parte de la homilía pronunciada en Beirut que decía lo siguiente: Cada uno debe poner de su parte y todos debemos unir nuestros esfuerzos para que esta tierra pueda recuperar su esplendor. Y solo hay una forma de hacerlo: desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas. Dos voces distintas, un mismo mensaje: sin puentes, no hay futuro. Estemos alerta en todas partes a los dinamiteros de puentes.

Los profetas leídos durante el Adviento también anuncian una paz que se inicia desarmando el corazón. ¿Qué significa esto? Significa renunciar a la munición ideológica que usamos contra quienes no piensan, votan, hablan o rezan como nosotros. Significa dejar de ver al otro como enemigo; no cruzar, como se viene haciendo, la línea roja de la deshumanización de personas o colectivos. Desarmar el corazón requiere mucho valor, porque cotiza poco. Es apostar por el diálogo cuando todo empuja al enfrentamiento. Es buscar lo que une, no lo que divide. Pero ya se sabe, divide y vencerás. Es poner el bien común y la comunión por encima de las trincheras partidistas, también en la comunidad de creyentes.

¿No necesitamos más cristianos, ciudadanos y líderes a todos los niveles, que abandonen las trincheras y los discursos excluyentes, para tender más puentes? Decía el Papa que cada uno debía poner de su parte dejando caer las armaduras. Es una buena propuesta a valorar ante las inminentes comidas y cenas de Navidad y para cada día del año. No nos abonemos al deshumanizador discurso del odio.

León XIV pasea por los puentes de Puigverd y nos recuerda que la única vía para que una tierra recupere su esplendor es la unidad en la diversidad y los corazones desarmados. Propuesta para valientes.