Fecha: 31 de agosto de 2025

Queridos diocesanos,
querida Iglesia de Urgell,

Mañana celebraremos en nuestra diócesis, y especialmente en el Santuario de la Virgen de Núria, la fiesta litúrgica de San Gil. ¿Quién era este santo?

En el año 1271 consta que existía en el Valle de Núria un albergue para pastores y peregrinos. La tradición fundacional nos lleva siglos atrás y tiene como protagonista a san Gil, nacido en Atenas, que había sido obispo de Nimes y que decidió retirarse hacia el año 700 a estas montañas durante unos tres o cuatro años, en busca de oración y penitencia. El santo se resguardaba en una cueva donde tenía una imagen de la Virgen, de madera de nogal, que él mismo había esculpido, una olla para cocinar y una cruz. Cada mediodía predicaba a los pastores de la zona, a quienes avisaba con el toque de una campana. Después les ofrecía un buen plato de escudella o grano cocido. Parece que una persecución religiosa le obligó a huir de nuevo a Nimes, donde fundó un convento.

Celebramos hoy, pues, en el municipio de Queralbs y en el Valle de Núria, a un pastor de almas que supo reunir a los pastores de las montañas para ofrecerles alimento corporal y alimento espiritual. Una vez más observamos que nuestro cuerpo está estrechamente unido al espíritu, y que lo que afecta a nuestro cuerpo humano también afecta a nuestro espíritu, y viceversa. Cuidemos nuestro espíritu para mantener un cuerpo que pueda ser servidor de nuestro mundo.

El 1 de septiembre se celebra también la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, con el lema “Semillas de paz y esperanza”, conmemorando el décimo aniversario de la publicación de la encíclica Laudato si’, escrita por el Papa Francisco y hoy reafirmada por el Papa León XIV. Es una llamada, en este año jubilar, a custodiar la Creación como un don que hemos recibido para cuidarlo y entregarlo a las generaciones futuras: todo un signo de oblación, es decir, algo que no nos pertenece.

El Papa León XIV nos invita, como lo haría san Gil en nuestra tierra, a custodiar el jardín del mundo ante tantas heridas humanas y tanta contaminación causada por el pecado. Hay que cultivar una nueva relación de reciprocidad entre la humanidad y la naturaleza. Custodiar significa hacer crecer las semillas que luego germinarán con fuerza en lugares inesperados.

Queridos hermanos de Urgell, con Cristo todos nosotros somos semillas de paz y esperanza, y a través del Espíritu, el desierto árido se convierte en un jardín de serenidad. Nuestra Iglesia diocesana está bañada precisamente por el Segre, río que nace en las montañas de Núria, pasa por Francia y entra de nuevo en nuestra diócesis. Este río da vida y fertiliza nuestro territorio. En este domingo, en las vísperas de san Gil y de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, queremos trabajar por una justicia ambiental que se concrete en una justicia social, económica y antropológica, como nuestro río, que empapa y ennoblece la Iglesia urgelitana.

Así pues, para todos nosotros, hombres y mujeres de fe, el cuidado de la Creación se convierte en una exigencia teológica, porque en ella encontramos el rostro de Cristo, en quien todo ha sido creado y redimido.

Os deseo un buen y santo domingo, y un feliz día de san Gil, de Vuestro servidor.