Fecha: 8 de junio de 2025
El sábado, 31 de mayo se celebró la Asamblea Diocesana en la Casa de la Iglesia de la calle Academia de Lleida. Nos reunimos más de doscientas cincuenta personas de las parroquias, movimientos apostólicos y comunidades de toda la diócesis. Cada año, desde hace más de treinta, a finales de curso se organiza este encuentro que goza de una muy buena aceptación por parte de la totalidad de los diocesanos y se vive con gran alegría por los participantes.
En la celebrada este año se ha vivido un doble cambio en la estructura eclesial, la elección del papa León XIV tras el fallecimiento del papa Francisco y el nombramiento de Mons. Daniel Palau Valero como obispo de Lleida que sustituye al actual que firma este crónica. Esto sirvió a todos los presentes para la reflexión. Cambiamos las personas pero permanece la Iglesia a lo largo de los siglos. Es muy importante la impronta personal de cada miembro y la tarea que le corresponde desarrollar en distintos momentos de su trayectoria, pero somos conscientes de que la Iglesia en su conjunto hace presente a Jesucristo y es el Espíritu Santo el que la acompaña hasta el final de los tiempos en los momentos florecientes y en las circunstancias dolorosas. De todo ha habido en la historia de la iglesia. Los bautizados mostramos permanentemente nuestro amor a la Iglesia y participamos con alegría y esperanza en la vida comunitaria. Agradecemos las aportaciones de todos sus miembros pero admiramos el conjunto de la barca de Pedro surcando los mares de la historia con los consuelos de Dios y las dificultades del mundo.
Tras un trabajo en pequeños grupos en arciprestazgos y comunidades durante el curso y recogiendo los resultados de la anterior Asamblea, se expusieron los contenidos de cuatro palabras que engloban toda la finalidad eclesial: Espiritualidad, Anuncio, Acción caritativa y Formación. Todo ello en el marco de la ponencia elaborada por Eva Fernández, presidenta de la Acción Católica General y participante en el Sínodo pasado. Aprovechamos su experiencia y su sabia exposición para devolver a nuestra vida diocesana el ímpetu que debe tener en la actualidad. Escuchamos también la relación de iniciativas preparada por la Animadora de Comunidad Montse Sánchez, que nuestras comunidades han protagonizado en el último año. Sincera evaluación y mirada al futuro.
Además de las ponencias, hubo un tiempo para el trabajo en pequeños grupos donde se habló de las distintas realidades diocesanas y las dificultades actuales para situar a Jesucristo en el centro de las motivaciones sociales. Todo en un clima de transparencia y de ilusión por mejorar en todos los sentidos las comunidades actuales. Es cierto que debe haber un replanteamiento de la actividad pastoral en el mundo rural, así como una acción más intensa en la comunicación y acogida en las zonas urbanas, evitando la multiplicación de actos litúrgicos en una misma parroquia y propiciando el acompañamiento personal y familiar.
Al final de la mañana se proyectó en una pantalla el resultado de los diálogos de los grupos. Una gran riqueza de iniciativas para analizar. Resaltamos alguna de ellas porque el conjunto ha de ser estudiado con esmero para elaborar el Plan Pastoral del futuro para toda la diócesis: predilección por los desfavorecidos, divulgación de lo que se realiza en las parroquias, cada comunidad debe tener personas de referencia que den respuesta a las necesidades, elaboración e información de los servicios socio-caritativos de la Iglesia, fomento de una espiritualidad coherente y comprometida, formación en sinodalidad y trabajo en equipo.
Se ha de señalar el ambiente vivido en todos los participantes: alegría y fiesta por el encuentro y numerosa y entusiasta participación en todo aquello que se proponía. Gracias a todos.