Fecha: 15 de junio de 2025

Este domingo 15 de junio se celebra el aniversario de la creación de nuestra diócesis de Terrassa. Hace un año, el 15 de junio de 2024, iniciábamos la celebración del vigésimo aniversario de la diócesis con una Misa en la Catedral presidida por el Nuncio de Su Santidad, y concelebrada por un buen número de obispos. Este año cerramos la celebración de este aniversario con una Misa en el Santuario diocesano de la Virgen de la Salud en Sabadell, acompañados por quien fue nuestro primer obispo, Mons. Josep Àngel Saiz Meneses, actualmente arzobispo de Sevilla. Nuestra diócesis fue puesta bajo el patronazgo y la protección maternal de María y por eso hoy queremos celebrarlo en el santuario diocesano de la Virgen de la Salud en acción de gracias por todos los beneficios recibidos durante estos años.

Durante este año de celebraciones hemos vivido algunos acontecimientos de gran importancia para la vida de la Iglesia y de nuestra diócesis. De entrada debemos referirnos al traspaso del papa Francisco el 21 de abril y la elección del nuevo pontífice León XIV el pasado 8 de mayo. La muerte de un papa y la elección de otro es un momento importante en la vida de la Iglesia. Es expresión privilegiada de la continuidad de la misión que Jesús encargó a los apóstoles y que perdura a lo largo de los siglos. Un nuevo pontífice nos muestra que el Señor sigue contando con todos y cada uno de nosotros.

El jubileo de la esperanza que estamos viviendo con toda la Iglesia universal debe animarnos en nuestro compromiso cristiano. La vida de las parroquias, comunidades y movimientos no solo se ha mantenido, sino que incluso podemos afirmar que se ha intensificado, así como las peregrinaciones a los templos jubilares de la diócesis y en Roma. Con motivo de la celebración de este vigésimo aniversario os invitaba entonces a caminar con esperanza. Hoy reitero esa invitación. Continuamos caminando esperanzados. El Señor quiso crear esta diócesis para seguir llevando a término la obra de la evangelización, que es la principal misión de la Iglesia. Continuar esta misión en un territorio concreto y en un momento determinado de la historia, que es el nuestro, es lo que debemos vivir con alegría y agradecimiento.

Como Obispo y pastor vuestro quiero hoy agradecer a todos vuestra entrega y dedicación al Señor y quiero poneros una vez más a todos bajo la protección de María, Madre de Dios y Madre nuestra. A los presbíteros y diáconos que sois los primeros colaboradores del Obispo, a través de vuestra dedicación no siempre fácil al servicio de las parroquias e instituciones diocesanas. A los religiosos y religiosas que hacéis presente en el ámbito de vuestras obras y en la diócesis los consejos evangélicos. A los seminaristas, que sois futuro y esperanza de la vida diocesana. A todas las familias, a los laicos y laicas, comprometidos en los diversos servicios que realizáis, a los miembros de diversas instituciones eclesiales y de los movimientos de Iglesia en los diversos ámbitos sociales, asistenciales, educativos, culturales, políticos, donde sois fermento de vida cristiana.

Hoy es un día para dar gracias a Dios porque formamos una gran familia, la familia de la Iglesia, que sigue creciendo y debe crecer todavía mucho más. María nos lleva siempre en su corazón de madre y ella nos lleva a Jesús. Él es la verdadera salud de nuestras vidas y de la humanidad, y cuenta con cada uno de nosotros.