Fecha: 6 de febrero de 2022
El próximo domingo 13 de febrero las parroquias de nuestra diócesis están invitadas a unirse a la campaña que cada año organiza la asociación Manos Unidas para luchar contra el hambre en el mundo. Como obispo de la diócesis quiero invitar a los párrocos a que, además de otras actividades que se puedan organizar en las parroquias para recaudar fondos con esta finalidad, la colecta de las misas dominicales se destine también a Manos Unidas. Es un testimonio que los cristianos podemos dar en esta sociedad del bienestar, que fácilmente olvida a los que más sufren en los países más pobres de nuestro mundo. El no ver de cerca el sufrimiento de los necesitados no nos debe llevar a la indiferencia.
En los materiales que Manos Unidas ha publicado para la campaña de este año encontramos algunos datos que nos deberían inquietar, porque ponen ante nuestros ojos algunas injusticias de las que muchas veces no somos conscientes. He aquí algunas: en nuestro mundo hay 112 millones más de mujeres que de hombres en trabajos mal remunerados; se prevé que a finales del año 2021 serán 745 millones de personas las que estarán en situación de pobreza extrema; los precios de los alimentos han aumentado un 40% desde el año 2020, lo que ha provocado que haya crecido el número de personas que no tienen acceso a una alimentación adecuada y de las que pasan hambre, que se calcula que son 811 millones; 9 de cada 10 habitantes de los países más pobres no han tenido acceso a la vacuna contra la COVID-19 en el año 2021; las 26 personas más ricas del mundo poseen tanta riqueza como la mitad de la población mundial y la fortuna de las 10 más ricas ha crecido en 540.000 millones de dólares desde marzo de 2020 (desde que comenzó la pandemia).
Estos datos nos pueden llevar al desánimo y a pensar que los problemas de nuestro mundo son tan grandes que nunca los podremos. Los cristianos no podemos resignarnos ante esta situación. Por ello, aunque no eliminaremos las injusticias de nuestro mundo, no nos debemos cansar en nuestra misión de ser sembradores de esperanza en el corazón de aquellos que más sufren las consecuencias de la pobreza. Esto es lo que ha hecho Manos Unidas: con los más de 42 millones de € que se recaudaron en la campaña del año 2020, se realizaron 506 proyectos en 53 países. No olvidemos que detrás de estas cifras hay miles de personas que tienen un rostro para nosotros desconocido, que gracias a la solidaridad de todos los colaboradores, han podido acceder a una mejor educación, al agua potable, a una alimentación adecuada o a unos medios de vida más dignos. Se trata de necesidades básicas que nosotros tenemos resueltas, pero que muchos seres humanos tienen dificultad de acceder a ellas.
El papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti nos ha recordado que todos somos miembros de la única familia humana y que quienes más sufren son los que han de sentir en primer lugar el amor y la solidaridad de todos. Y porque sabemos que el bien y la justicia no se alcanzan de una vez para siempre, sino que han de ser conquistados cada día, no nos debemos cansar de luchar por un mundo mejor para todos.