Fecha: 18 de diciembre de 2022

“Dios es amor”, éste es el título de la primera Carta Encíclica que nos ofreció el Papa Benedicto XVI en 2005. Y es también la expresión que utiliza san Juan en su primera carta: “Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1Jn. 7-8).

Por eso estos días en que nos estamos preparando para el nacimiento del Hijo de Dios, se recuerda especialmente que si Dios que es nuestro creador nos ha amado tanto que ha enviado a su Hijo hecho hombre como nosotros, también nosotros debemos amarnos, y especialmente a aquellos hermanos más necesitados y que pasan dificultades. Y tenemos hoy la oportunidad de hacerlo a través de la colecta de Cáritas. Porque todos éramos necesitados y por todos vino y sigue viniendo Jesús al mundo.

Dice el Papa Benedicto XVI en su Encíclica: “El amor al prójimo arraigado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y eso en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar la Iglesia universal en su totalidad. También la Iglesia como comunidad debe poner en práctica el amor” (nº 20).

Y añade todavía: “La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos y el servicio de la caridad (diakonía). Son tareas que se implican mutuamente y no se pueden separar una de otra. Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también podría dejarse a los demás, sino que pertenece a su naturaleza y es una manifestación irrenunciable de su propia esencia” (nº 25).

La Iglesia en este mundo y sus organizaciones caritativas, empezando por Cáritas (parroquial, diocesana, nacional, internacional), deben hacer lo posible para poner a disposición de quienes lo necesitan los medios necesarios. Porque “Caritas” es el brazo que la Iglesia extiende para ayudar a aquellos hermanos, hombres y mujeres que pasan necesidad.

Evidentemente el amor va más allá de toda organización, y la existencia de Cáritas no nos exime de la responsabilidad de atender a los hermanos, ni puede servirnos de excusa pensando que ya hay quien se encarga de los pobres y sus necesidades, y que por tanto no nos implica a cada uno de nosotros ni a nuestras comunidades cristianas. No nos exime, ciertamente, y es un deber de los cristianos colaborar con Cáritas en su servicio eclesial de caridad.

Estamos a pocos días de la celebración del nacimiento del Señor. Hoy y estos días se realiza la colecta de Cáritas con motivo de Navidad. El amor de Dios se nos manifiesta en su venida al mundo. Manifestemos también nuestro amor colaborando en ésta colecta de Cáritas en favor de los hermanos más necesitados.