Los días 2 y 3 de octubre de 2014 ha tenido lugar la reunión n. 212 de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET), en el edificio del Seminario Conciliar de Barcelona. La reunión ha sido presidida por Mons. Jaume Pujol Balcells, arzobispo metropolitano de Tarragona y primado, y a ella han asistido todos sus miembros.
La mañana del día 2, los obispos han asistido a la inauguración oficial del curso 2014-2015 de la Facultad de Teología de Cataluña, de la Facultad de Filosofía de Cataluña, del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona y del Instituto de Teología Fundamental, que este año ha sido presidida por el cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica que, en un solemne acto académico, ha firmado el decreto de erección canónica de la nueva Facultad «Antoni Gaudí» de Historia de la Iglesia, Arqueología y Artes Cristianas.
1. Los obispos han felicitado al señor cardenal Lluís Martínez Sistach por haber promovido esta nueva institución eclesiástica de carácter universitario, que ofrecerá un gran servicio a quien quiera cursar las disciplinas humanísticas de historia de la Iglesia, la arqueología cristiana y la gestión del rico patrimonio cultural y artístico de la Iglesia. Piensan que será también una aportación de calidad universitaria en el ámbito cultural de nuestro país, y al servicio concreto del diálogo fe y cultura.
2. Los obispos han recibido la visita de la Sra. Montserrat Oriol, que ha sido durante 19 años responsable del Secretariado Interdiocesano de Catequesis (SIC), a quien han agradecido el trabajo llevado a cabo durante este largo periodo en favor de la catequesis y del trabajo interdiocesano en este ámbito. Han recibido también la visita del nuevo director del SIC, Mn. Joan Maria Amich, que ha presentado diversos proyectos sobre el catecismo «Testigos del Señor», así como sobre la situación de la catequesis en Cataluña.
3. Los obispos han reflexionado sobre la actual coyuntura social de Cataluña y España y han redactado una Nota, que se adjunta al final de este comunicado.

4. Los obispos han felicitado al cardenal Martínez Sistach por haber sido designado por el Santo Padre miembro de la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que empezará en Roma el día 5 de octubre y acabará el 19 del mismo mes. El tema de esta Asamblea sinodal es «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización». El señor cardenal ha informado a los obispos de los preparativos del Sínodo.
5. Durante la reunión, los obispos han tenido conocimiento de la aprobación en el Parlamento de Cataluña de la Ley de derechos de personas gays y lesbianas y contra la homofobia. A la espera de conocer el alcance concreto de los artículos de la Ley, y valorando positivamente que el Parlamento de Cataluña legisle en favor de la no discriminación de ningún colectivo, los obispos manifiestan su preocupación por si la Ley no tuviera suficientemente en cuenta la presunción de inocencia, y por si dificultara el ejercicio del derecho fundamental a la libertad de comunicación de las enseñanzas de la fe y moral católica, y más ampliamente de la libertad religiosa.
6. Los obispos han recibido información detallada sobre las Jornadas de Encuentro y Formación de Voluntarios de Cáritas que se lleva a cabo en Girona, los días 3 y 4 de octubre, en la cual participan más de un millar de voluntarios y tiene como ponente principal al obispo de Tánger, Mons. Agrelo. Han tratado también diversas cuestiones relativas a la liturgia, la pastoral de la salud y la vida consagrada.
7. A propuesta de Mons. Agustí Cortés, han nombrado al P. Joan M. Mayol, osb, Director del Secretariado Interdiocesano de Pastoral del Turismo y Santuarios.

Barcelona, 3 de octubre de 2014

NOTA de los Obispos de Cataluña sobre el momento actual

En el momento que está viviendo nuestro país, los Obispos de las Diócesis con sede en Cataluña exhortamos a los católicos y a todos aquellos que quieran escucharnos, a examinar cuidadosamente, a la luz de la enseñanza social de la Iglesia, y a decidir con responsabilidad cómo cumplir, si se nos requiere, con nuestros deberes cívicos y democráticos. Y al mismo tiempo hacemos un llamamiento al diálogo, a la prudencia, y a tener presentes los principios fundamentales que son los del bien común y el respeto a las personas.

Tenemos el deber de hablar porque los católicos formamos parte de este pueblo que tanto amamos, y como nos ha recordado recientemente el Papa Francisco, «nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin ninguna influencia en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos» (» Evangelii Gaudium » n. 183).

El mandamiento nuevo del amor que Jesús nos dejó, conlleva amar a todas las personas y también las realidades sociales. Los cristianos de nuestro país nos reconocemos y nos reafirmamos en la tradición ininterrumpida de fidelidad a la lengua, a la cultura, y a las instituciones propias de Cataluña. Por eso estamos llamados a ser ciudadanos que contribuyan positivamente al bien común y que se esfuercen siempre a considerar a los demás hombres y mujeres de todo el mundo como verdaderos hermanos. Estamos llamados a promover la paz, el respeto a las personas, al desarrollo humano integral y a los derechos humanos, así como tener un cuidado especial por los más pobres y los más débiles de la sociedad.

También en este momento histórico queremos recordar la importancia de los derechos de todas las personas y de los pueblos, la libertad de conciencia y el derecho a creer y practicar la propia fe. Estas libertades son tan importantes como frágiles, tal como se ha demostrado con demasiada frecuencia a lo largo de la historia. Estas libertades son absolutamente esenciales para una sociedad democrática moderna y hay que velar para que no sean limitadas ni en Cataluña, ni en España ni en el contexto europeo.

Los Obispos de Cataluña en 1985, en los inicios de la recuperación democrática, en el documento Raíces cristianas de Cataluña , que luego se hizo suyo el Concilio Provincial Tarraconense de 1995, constataban la realidad nacional de Cataluña con más de mil años de historia, y pedían que se le aplicara la doctrina del Magisterio eclesial sobre nacionalidades y minorías nacionales.

Y el año 2011 escribíamos este texto que en las circunstancias actuales mantiene plena vigencia: «Hoy se han manifestado nuevos retos y aspiraciones, que afectan a la forma política concreta cómo el pueblo de Cataluña debe articularse y cómo se quiere relacionar con los otros pueblos hermanos de España en el contexto europeo actual. Como pastores de la Iglesia, no nos corresponde a nosotros optar por una determinada propuesta a estos nuevos retos, pero defendemos la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos, y que promuevan con paciencia la paz y la justicia. Y animamos el camino del diálogo y el entendimiento entre todas las partes interesadas a fin de lograr soluciones justas y estables, que fomenten la solidaridad y la fraternidad. El futuro de la sociedad catalana está íntimamente vinculado a su capacidad para integrar la diversidad que la configura» (» Al servicio de nuestro pueblo » n. 5).

Los laicos cristianos deben estar muy presentes en la sociedad, comprometiéndose en el campo de la política, la cultura, la economía, etc., porque nada es ajeno a una Iglesia que quiere ser «experta en humanidad», como afirmó proféticamente el Papa Pablo VI. Todos los cristianos tenemos el deber de aportar los contenidos y los valores del Evangelio en las realidades temporales de la sociedad, para que crezcan la justicia, la fraternidad, la solidaridad, la gratuidad. Si bien esto es siempre necesario, lo es mucho más en este tiempo en que todavía vivimos las graves consecuencias de una crisis económica que afecta duramente a gran parte de nuestra sociedad.

Deseamos que todos los católicos sigan participando positiva y activamente en la vida pública, que fomenten el diálogo y el entendimiento, y garanticen que el mensaje cristiano y sus valores impregnen la sociedad, en beneficio de todos.
Nuestro país en este momento de su historia debe poder contar con nuestra oración perseverante y fiel. Por ello exhortamos a rezar por la patria, para que Dios nos conceda que «la sabiduría de sus autoridades y la honestidad de sus ciudadanos, robustezcan la concordia y la justicia, y podamos vivir en la paz y el progreso constante» ( Misal Romano , pág. 955). Así lo suplicamos en la Visita Espiritual a la Virgen de Montserrat, pidiendo a Santa María que «aparte de Cataluña el espíritu de discordia, y una a todos sus hijos con un corazón de hermanos».

Barcelona, ​​3 de octubre de 2014