Fecha: 27 de diciembre de 2020

Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, en la que contemplamos el  misterio de la familia que formaban Jesús, María y José y renovamos el compromiso de formar familias cristianas auténticas; también encomendamos a la Virgen y a san José a todas las familias, para que no se desalienten ante las pruebas y dificultades, se entreguen al servicio de la vida y la educación, cultiven con constancia las virtudes domésticas, y en todos los hogares reine el amor.

El martes 8 de diciembre, con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, el Papa Francisco nos obsequió con la Carta Apostólica Patris corde, con la finalidad de que crezca el amor a este gran santo, e imitemos sus virtudes. El Santo Padre ofrece en este documento algunas reflexiones personales sobre la figura de San José, tan cercana a nosotros, tan humilde y tan extraordinaria a la vez, valiente y siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios, y ha declarado el año 2021 “Año de san José”.

San José desempeñó una misión única en la historia de la salvación. El Papa lo presenta como padre amado, padre en la ternura, padre en la obediencia, padre en la acogida, padre de la valentía creativa, padre trabajador y padre en la sombra. Es un santo que siempre ha sido muy  amado por el pueblo cristiano. Nos enseña a tener siempre fe en Dios, porque él actúa también a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad; nos enseña también que, en medio de las tormentas de la vida, debemos confiar a Dios el timón de nuestra barca.

Dios  manifestó a José su plan de salvación,  le reveló sus designios a través de sueños, que en la Biblia eran considerados uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad. A pesar de que José se angustia profundamente por el hecho de que María ha quedado encinta de un modo incomprensible, con la obediencia encuentra la serenidad y resuelve la situación. En la vida oculta de Nazaret, acoge el misterio, y asume su responsabilidad con todas las consecuencias.

José es el Padre de la valentía creativa, del valor que surge cuando encontramos dificultades. Ante los problemas que se hacen presentes en el camino de la vida, podemos bloquearnos, rendirnos, mirar hacia otro lado, o podemos afrontar la situación y superarlos con decisión y creatividad.   A menudo las dificultades  son ocasión de crecimiento, porque nos obligan a desarrollar unas potencialidades y recursos de los que no éramos conscientes. San José es también un gran referente para todos aquellos que tienen que dejar su tierra a causa de la pobreza, de la persecución o de la guerra.

Un aspecto que siempre se ha destacado de san José es su relación con el trabajo. Trabajaba honestamente para asegurar el sustento de la familia. De él aprendió Jesús el valor, la dignidad y la alegría del trabajo. En la actualidad es más importante que nunca la vinculación de San José con el trabajo digno, en un momento en que el desempleo alcanza niveles impresionantes. Incluso en las naciones que gozan de un cierto bienestar, es necesario recuperar el significado del trabajo digno, del que nuestro santo es un ejemplo.

Por último, el Papa explica que José es para Jesús como la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado, lo cuida durante todo el camino, sin ponerse nunca en el centro. Supo poner a María y a Jesús en el centro de su vida y ejercer  la paternidad, desde la entrega, nunca desde la posesión. Su ejemplo es una inspiración para nosotros, una llamada a realizar con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que Dios nos ha encargado en la vida, en nuestra pequeña historia, que siempre es grande a sus ojos de Padre.