Fecha: 24 de marzo de 2024

Estimados diocesanos, y queridos amigos y amigas que tal vez residiréis durante estos días de Semana Santa en varias ciudades y pueblos de la diócesis de Tortosa: ¡El Señor esté con vosotros! Nos disponemos estos días a celebrar con profunda devoción los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Hay que agradecer a los miembros de las cofradías de muchas poblaciones de nuestra diócesis tortosina el gran servicio que realizan ayudándonos a vivir con fe estos días santos. Todas y cada una de las escenas de la Pasión de Jesús representadas en las imágenes de las cofradías nos ayudan a hacer nuestro el itinerario hacia el Calvario, andando con Jesús por nuestras calles y plazas, redescubriendo la intensidad del Evangelio.

Por mi parte, como sabéis, ya hace algo más de medio año que inicié mi misión episcopal en la diócesis de Tortosa. Estos meses me están ayudando a ir conociendo nuestra realidad diocesana. Me queda mucho para ir aprendiendo y adentrándome en la gran riqueza de tradiciones y celebraciones que se conservan con mucha estimación en cada una de las poblaciones de nuestra diócesis. Y con mucha ilusión deseo continuar conociendo y aprendiendo, y poder acompañaros en los actos centrales conmemorativos de estos días santos.

Es un gozo que mantengamos muy vivas nuestras bellas tradiciones de piedad popular, siendo así discípulos misioneros que irradian por doquier la alegría del Evangelio, comunicándolo con devoción y piedad, saliendo en procesiones por nuestras calles y plazas.

Os aliento a todos y a todas a vivir con profunda religiosidad estos días: en la calle, en las procesiones, en la oración junto al hogar familiar, y, sobre todo, tengámoslo muy en cuenta, especialmente en las celebraciones litúrgicas del Triduum Pasqual, tanto en la Catedral como en las parroquias, monasterios y comunidades cristianas presentes en todo el territorio diocesano.

Que caminando juntos por las calles y plazas, niños, jóvenes, adultos, ancianos, vecinos de toda la vida, o recién llegados y amigos que residís estos días entre nosotros, acompañemos juntos los pasos del Señor, recordando que, desde la fe, la Cruz de Cristo es árbol de vida, de sangre teñida, paz y combate, muerte y victoria, camino de gloria.