El sábado 26 y el domingo 27 de enero fueron los días más importantes de la 34ª Jornada Mundial de la Juventud en Panamá donde los miles de jóvenes congregados pudieron vivir un momento intenso de comunión y oración junto a otros jóvenes de todo del mundo, de los sacerdotes, consagrados, animadores, obispos y del Papa Francisco.

Por la noche del sábado 26 tuvo lugar la vigilia de oración con los jóvenes presidida por el Papa Francisco en el Campo San Juan Pablo II – Metro Park en Panamá y donde pudieron asistir los Obispos españoles representantes de la CEE que han participado en la JMJ. Entre ellos, el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives.

El Papa Francisco recordó a los jóvenes cómo la salvación que Dios nos ofrece es una invitación a formar parte de una historia de amor que cambia radicalmente la vida. Dios nos «primerea» en nuestra historia y quiere que le digamos «sí». De esta forma, Dios sorprendió María, y la invitó a formar parte de esta historia de amor. María, dijo el Papa Francisco a los jóvenes, no era una «influencia», no salía en las «redes sociales», pero, sin quererlo ni buscarlo, se volvió la mujer más influyente de la historia. Con pocas palabras dijo «sí» y confió en el amor de Dios y en sus promesas. Dios es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas. El Papa animó a los jóvenes a preguntarse «qué quiero que Dios renueve en mi corazón?»

María respondió «hágase en mí» al ángel. No fue una aceptación pasiva o resignada. Fue un «sí» confiado. Fue el «sí» de quien quiere comprometerse y de que quiere arriesgar, de quien quiere apostar todo, sin otra seguridad que la certeza de ser portadora de una promesa. Y el Papa animó a los jóvenes preguntándoles: «¿Os sentís vosotros portadores de una promesa?», «¿Qué promesa tengo en el corazón para llevar adelante?». María, vivió una misión difícil, pero las dificultades no le hicieron decir «no». Maria fue valiente y por eso es una «influencia», es la «influencia» de Dios. Su «sí» y las ganas de servir fueron más fuertes que las dificultades y las dudas.
La Vigilia siguió con testigos impactantes de jóvenes que narraron su fe en medio de sus vidas y a los que el Papa Francisco agradeció su testimonio. A continuación, tuvo lugar un momento intenso de adoración al Santísimo Sacramento, a Jesús vivo en la Eucaristía, donde los jóvenes fueron invitados por el Papa a compartir ante el Señor sus anhelos, esperanzas y angustias.

El domingo día 27 de enero el Papa Francisco celebró la Santa Misa de envío para la Jornada Mundial de la Juventud en el Campo San Juan Pablo II – Metro Park con la presencia de más de 600.000 jóvenes.

En su homilía el Papa dijo a los jóvenes que son «el ahora» de Dios, haciendo referencia al Evangelio leído en aquel domingo que nos presenta el inicio de la misión pública de Jesús en la sinagoga de su pueblo. El Papa Francisco subrayó cómo «en Jesús se inicia y se hace vida el futuro prometido. Cuando? Ahora. Pero no todos los que lo escucharon se sintieron invitados o convocados. No todos los vecinos de Nazaret estaban preparados para creer en alguien que conocían y habían visto crecer y que los invitaba a poner en acto un sueño tan esperado. Es más -decían-: «No es éste el hijo del carpintero?».

El Papa dijo a los jóvenes que esto también nos podía pasar a nosotros, ya que «no siempre creemos que Dios pueda ser tan concreto y cotidiano, tan cercano y real, y menos aún, que se haga presente y actúe a través de alguien conocido como puede ser un vecino, un amigo, un familiar. No siempre creemos que el Señor nos pueda invitar a trabajar y ensuciarnos las manos con Él en su Reino, de forma tan simple pero contundente.

El Papa Francisco dijo a los jóvenes que no son el futuro sino el ahora de Dios. «Él os convoca y os llama en sus comunidades y ciudades a ir en busca de los ancianos, de los grandes; a ponerse de pie junto a ellos y tomar la palabra, y poner en acto el Somina con que el Señor nos soñar».

El Papa Francisco recordó el pasado Sínodo sobre «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional» con estas palabras: «fue la riqueza de poder encontrarnos y, sobre todo, escucharnos. La riqueza de la escucha entre generaciones, la riqueza del intercambio y el valor de reconocer que nos necesitamos, que tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios que nos permitan involucrarnos para soñar y trabajar por el mañana ya desde el hoy. Pero no aisladamente, sino juntos, creando un espacio en común».

El Papa terminó la Misa agradeciendo todos los que hicieron posible la JMJ en Panamá y destacando la acogida del Presidente de Panamá, Juan Carlos Varela y del Arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa.

Posteriormente, el Papa Francisco visitó el «Hogar del Buen Samaritano» gestionado por la Iglesia Católica y que atiende enfermos de VIH sin recursos.

Finalmente por la tarde tuvo un encuentro con todos los voluntarios jóvenes que han permitido que la JMJ de Panamá fuera un éxito antes de despedirse, rumbo hacia Roma.

El Cardenal Farrell anunció que la próxima JMJ tendrá lugar en Lisboa (Portugal) en el año 2022.

Discursos del Papa en Panamá