Fecha: 16 de marzo de 2025

En un año con un acontecimiento extraordinario de toda la Iglesia, celebración del Jubileo, nuestra diócesis ha organizado un acto para todos en la Seu Vella de Lleida. Seguramente será la actividad más representativa del Año Jubilar; consistirá en la celebración solemne de la Eucaristía dominical, todos reunidos en la que fue, durante siglos, la única Catedral de Lleida. Todos habéis sido invitados como un signo visible de unidad diocesana. También se ha pedido a todos los presbíteros su presencia para concelebrar. Una comisión ha preparado el acto cuidando todos los detalles litúrgicos y logísticos de esta mañana del segundo domingo de Cuaresma.

En este marco incomparable y tan querido por toda la gente de nuestra diócesis, la Iglesia celebra la Jornada del Seminario. Lo hacen todas las diócesis coincidiendo con la solemnidad de San José (19 de marzo) o con el domingo más cercano a la fiesta donde ésta sea laborable. Tenemos muchas razones para pedir a Dios por las vocaciones al sacerdocio de manera continuada. Es un tema que nos afecta a todas las comunidades. De forma especial pediremos por la institución Seminario diocesano en el que mantenemos edificio y formadores pero de momento sin residentes, desde que fue ordenado presbítero el último seminarista el 4 de noviembre de 2023. Es muy importante que nos empeñemos en la oración y en el acompañamiento por parte de familias y comunidades para con los que muestran signos vocacionales. Es una responsabilidad de todos los católicos el acoger y acompañar la respuesta de alguien a la llamada que Dios realiza.

Es una llamada amplia, para todos los bautizados. Nos lo ha recordado la reflexión de más de 3000 personas en el Congreso de Vocaciones, celebrado en Madrid a principios del pasado mes de febrero. Asistieron muchos laicos (profesionales, matrimonios, jóvenes…), miembros de Vida Consagrada, presbíteros, diáconos y obispos. Se vivió con gran alegría, con mucha participación y con el estudio de profundos contenidos mirando el presente y el futuro de todas nuestras comunidades católicas. El gran objetivo consistió en celebrar una gran fiesta de la Iglesia que la muestre como “asamblea de llamados”. Fue un encuentro eclesial que, con su preparación y acogida posterior ayude a reconocer que el Señor sigue llamando a la vida, a la fe y a la misión.

El congreso se tituló ¿Para quién soy? Es una pregunta que realizaba el papa Francisco en su Exhortación Christus vivit para unir dos inquietudes de todo corazón humano: la identidad y el sentido de la vida. Es una referencia muy general que nos compromete a todos sabiendo que es un don de Dios. En esta jornada del Seminario deseo concretar el campo de acción en la oración por las vocaciones y por los que en la actualidad se preparan para ser sacerdotes en cualquier diócesis del mundo católico. Con especial intensidad pediremos todos por el Seminario de nuestra diócesis: los padres y familia en general, los catequistas y los sacerdotes, los profesores y los monitores del tiempo libre, los consagrados. Nos hacen falta buenos y santos sacerdotes.

Acabo este comentario con una cita de la ponencia final del mencionado Congreso: Queremos dar gracias a Dios por la vocación sacerdotal. Queremos dar gracias a Dios por nuestros obispos, sacerdotes y diáconos. El sacerdote es un bautizado que ha sido llamado al servicio del Pueblo de Dios, para anunciar el Evangelio, celebrar la liturgia y los sacramentos, siendo testigo y ministro de la misericordia, siendo hombre de comunidad y de comunión, estando unido con los obispos y el Santo Padre. En la vocación sacerdotal está Jesús en el “por nosotros”, mediación sacramental a través de la que el Señor acompaña el caminar del Pueblo santo. En el corazón sacerdotal late el amor del buen pastor y decimos su caridad es pastoral.

Que Dios escuche nuestras oraciones.