Fecha: 28 de mayo de 2023

El próximo domingo, 4 de junio a las 19 horas, en la Catedral, será ordenado diácono el seminarista Joshua Carrillo. Todos vosotros lo conocéis porque ha estado presente en los actos diocesanos y ha ayudado en la pastoral de las parroquias de Ntra. Sra. de Montserrat y en las de la Unidad Pastoral de la Virgen del Pilar-Santa María Magdalena. Además ha colaborado muy activamente en las iniciativas de los grupos de jóvenes de nuestra diócesis.

Algunos se preguntarán qué significa el diaconado en la Iglesia aunque lo hemos explicado en el FULL DOMINICAL otras dos veces en los últimos años cuando fueron ordenados Francisco Doménech y Luís Pérez y ya ejercen su ministerio en distintas responsabilidades pastorales. Esta nueva explicación será con palabras de Joshua tras la conversación que hemos mantenido y en la que le pregunté si podría resumir esta función diaconal, que él mismo ha solicitado y que la Iglesia le otorga, y su actual estado de ánimo días antes de la celebración.

Empezaba citando el candidato la historia de los primeros siete diáconos de la Iglesia primitiva según nos cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles (6,3): “Hermanos, escoged de entre vosotros a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría…” Le sobrecogía poder ser como ellos y haber sido escogido por la Iglesia para este servicio. En estos 6 años de formación ha vivido un profundo proceso de discernimiento y ha reflexionado mucho sobre su vida, su fe y su relación con los demás. Ha crecido en él la necesidad de entregar su persona, con sus cualidades y limitaciones, a toda la comunidad eclesial. Es un paso previo a la futura ordenación de presbítero que le será administrada en los próximos meses. Para ello se ha preparado y puede confirmar que se siente querido por Dios y que lo ha elegido para esta importante y fundamental tarea, lo cual le llena de humildad y de alegría, se siente pequeño pero, al mismo tiempo, fortalecido por la gracia de Dios y acompañado por las oraciones de familiares y amigos. Esta elección de Dios le ha dado un sentido nuevo a su vida dotándole de plenitud de esperanza y confianza.

Ser diácono es ser servidor de la liturgia, de la Palabra y de la caridad en comunión con toda la Iglesia. El término nos resulta un tanto extraño porque viene del vocabulario griego. El diácono presta su servicio de forma radical a la Iglesia, a todas las demás personas que lo requieran para escucharlas, para atender sus necesidades y para orientar a los otros al encuentro con Jesucristo; porque, no lo olvidemos nunca, el diácono es un icono del Maestro, es llamado servidor al estilo de lo que Él predicó y actuó con las gentes que le pedían su auxilio; es también un testigo de la fe como san Esteban, es un custodio de los tesoros (los pobres) de la Iglesia como san Lorenzo. Es aquél que por su entrega y sacrificio muestra el rostro misericordioso de Dios al mundo y recuerda a todos que la Iglesia está siempre al servicio de todos, especialmente de los más pobres y frágiles de la historia pasada y de la actualidad llena de desigualdades y descartes.

Termino con unas frases literales del mismo Joshua que me ha dejado escritas para todos vosotros. “Para mí esta vocación es exigente y hermosa a la vez. Exige una vida de entrega y de servicio, una vida marcada por la oración y la caridad. Pero es también una vocación que, enriquecida por el don del Espíritu Santo, es fuente de alegría y de plenitud. En mi formación hacia el presbiterado, este momento es muy especial al reavivar en mí la fuerza del Espíritu para responder libre y conscientemente a la llamada de Dios”. Insistía mucho en que contaba con las oraciones de todos nosotros que somos su familia cercana porque sus padres y su entorno mejicano no estarán presentes en la celebración aunque unidos en la oración en todo momento.