Fecha: 23 de febrero de 2020

Mucha gente se acerca a nosotros y nos pregunta: «¿cómo se puede cambiar este mundo?». La respuesta es sencilla y a la vez exigente. Es necesario que cada uno viva a su modo lo que Jesús propone en el Sermón de la Montaña (cf. Mt, 5-7) y que haga misión, es decir, que comparta con los demás aquello que ha vivido.

Cuando nuestro corazón, por la gracia de Dios, entra en el camino de las bienaventuranzas y sigue los consejos de Jesús en el Sermón de la Montaña, se rejuvenece, se llena de una profunda alegría. Vivir esa experiencia y compartirla transforma el mundo. Pidamos al Señor que nos ayude a avanzar por este camino.

El objetivo pastoral de este año litúrgico son los jóvenes, pero para poder llegar a ellos es imprescindible que nuestros corazones adultos se rejuvenezcan. Solo así, con un corazón joven, podremos acercarnos a ellos, a sus anhelos, a sus deseos, a sus miedos, a sus dolores, a sus éxitos y a sus fracasos.

El papa Francisco nos recuerda que «son los jóvenes quienes, con su vitalidad y entrega, pueden aportar la belleza y la frescura propias de la juventud, desafiando a la comunidad cristiana a renovarnos e invitándonos a partir hacia nuevos horizontes» (Homilía del Santo Padre predicada en Port Louis, Mauricio, 9 de septiembre de 2019).

Rejuvenecer nuestros corazones y caminar con los jóvenes son dos maneras de seguir avanzando en la misión que, como diócesis, nos hemos marcado para este año. Sería conveniente acercarnos a los jóvenes con un corazón joven y con la sabiduría de nuestra experiencia. Poco a poco, ellos nos abrirán su corazón y nosotros también les abriremos el nuestro. Los jóvenes protestan, nos sacuden, nos interpelan; en definitiva, luchan en un camino vital del que tenemos que ser parte, pero como apunta el Papa: «ellos, nuestros jóvenes, son nuestra primera misión». Hemos de darles un lugar, hablar su lenguaje y escucharlos.

La Cuaresma es precisamente el tiempo ideal para rejuvenecer nuestro corazón. La Iglesia nos invita a encontrarnos con la Palabra de Dios, a intensificar la oración, a hacer ayuno de lo innecesario para volver a lo que es importante en nuestra vida, a tener una mirada atenta hacia los que sufren a nuestro alrededor y ayudarles con nuestro tiempo y recursos. Todo ello nos ayudará a reencontrarnos con Dios, que es el único que puede transformar nuestro corazón.

Os animo a iniciar juntos la Cuaresma participando en el acto central del Plan pastoral diocesano que tendrá lugar el próximo domingo, 1 de marzo, a las 18.00 h en la basílica de la Sagrada Familia. Allí, junto a los jóvenes, celebraremos el IV encuentro Sent la Creu acompañados de la Cruz de Bangassou y con la presencia del obispo de esta diócesis de la República Centroafricana, que compartirá con nosotros su testimonio.

Os espero a todos en #sentlacreu2020. ¡Buen inicio de Cuaresma!