Más de 3.000 catalanes ja han «invadido» la ciudad donde se encuentra el icono más venerado de Polonia, el de la Virgen negra de Częstochowa, con un único objetivo: participar en la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia. Aunque el viaje hasta llegar a Polonia ha sido largo, las fuerzas y la alegría de los jóvenes se mantienen intactas de cara a los próximos días.
El viaje comenzó, para todos aquellos que llegarían en autocar, a las 8.30 h del sábado 23 de julio. Reunidos en el Seminario Conciliar de Barcelona y antes de salir, los jóvenes celebraron una eucaristía en la capilla, presidida por el arzobispo Juan José Omella, que les deseó un buen viaje y les recordó que la próxima vez que se encontrarían ya sería en Polonia. Con 33 horas de carretera por delante, los jóvenes se organizaron en autocares que atravesarían toda Europa (Montpellier, Lyon, Núremberg) hasta llegar a Polonia.
También recorrían Europa, pero por el aire, el centenar de jóvenes que decidió viajar en avión dirección Varsovia. Salieron del aeropuerto de El Prat el domingo 24 de julio y, a pesar del retraso en el vuelo, llegaron al atardecer en Częstochowa, donde se encontraron con los aventureros de la carretera que habían llegado antes, sobre las 19 h . Los dejaron en el polideportivo donde dormirían esa noche y, a continuación, celebraron una misa en la catedral de Częstochowa, presidida por Mons. Romà Casanova, obispo de Vic.
Así quedaba cerrada una jornada de viaje que no se repetirá hasta el final de la peregrinación. Ahora viven una intensa semana que podrán dedicar completamente a la oración, las visitas, la comunión con los otros jóvenes del mundo que encontrarán.