Fecha: 14 de marzo de 2021

Con este lema celebramos hoy el día del Seminario en el año que por deseo del papa Francisco está dedicado a San José, que, además de patrono de la Iglesia Católica, lo es también de los seminarios. Fue elegido para una misión única: ser para Jesús “la sombra del Padre celestial en la tierra” (Carta Patris corde, 7). Por ello nunca se apartó de Él, sino que lo auxilió, lo protegió y siguió sus pasos. Al aceptar responsabilizarse de su vida ejerció una auténtica paternidad.

Quienes han sido llamados al sacerdocio no deben formarse únicamente para ser buenos comunicadores de un mensaje o una doctrina. Son elegidos para una misión de paternidad sobre los miembros de la comunidad cristiana y sobre la humanidad, que es la destinataria del mensaje evangélico. El Papa nos recuerda que, en una sociedad en la que “los niños a menudo parecen no tener padre…la Iglesia de hoy necesita padres”, por lo que “cada sacerdote u obispo debería poder decir como el Apóstol: «Fui yo quien los engendré para Cristo al anunciarles el Evangelio»” (1Cor 4, 15) (Carta Patris corde, 7).

Una paternidad sana no busca retener al hijo para poseerlo, sino capacitarlo para que pueda elegir el bien con libertad. José siempre fue consciente de que el Niño no era suyo, sino que simplemente le había sido confiado. En esta capacidad de renuncia a hacer del hijo una copia de uno mismo para que encuentre su propio camino, se manifiesta el auténtico amor de un padre. La lógica del amor es la lógica de la libertad, “y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre” y “poner a María y a Jesús en el centro de su vida” (Carta Patris corde, 7). En este don de sí mismo encontró la verdadera felicidad.

La verdadera paternidad incluye necesariamente el ejercicio de una sana autoridad. No podemos olvidar, sin embargo, que el mundo, que necesita padres, “rechaza a los amos… a los que confunden autoridad con autoritarismo”. Siguiendo el ejemplo de san José, que ejerció su autoridad paterna sobre Jesús y es modelo, tanto para los padres de familia como para los sacerdotes, éstos están llamados a guiar al Pueblo de Dios “no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas, sino convirtiéndonos en modelos del rebaño” (1Pe 5, 2-3).

Como sabéis, la realidad de nuestro seminario es numéricamente pequeña, por ello no debemos cesar en la oración para que Dios envíe obreros a su mies y nos conceda el don de pastores que sean auténticos padres para el Pueblo de Dios y hermanos de todos los hombres. Sin embargo, esto no nos debe impedir ver los frutos que el Señor va suscitando entre nosotros, y que son un signo de esperanza. Por ello os quiero anunciar que en la catedral de la diócesis, el próximo 20 marzo dos seminaristas recibirán la ordenación diaconal en su camino de preparación al sacerdocio, y un laico el diaconado permanente. El día 10 de abril el diácono Christian Pinto, natural de Benicarló, recibirá la ordenación sacerdotal. Os invito a orar por ellos, para que sean fieles a la llamada del Señor.