Fecha: 29 de mayo de 2022

En España, desde el pasado 6 de abril y hasta el próximo 30 de junio, los contribuyentes podemos saldar nuestras cuentas con Hacienda. El afecto y amor al prójimo también pasan por asumir nuestra responsabilidad como contribuyentes. Este deber ciudadano expresa un profundo sentido comunitario, imprescindible en estos momentos de incertidumbre económica tras dos años de pandemia y el actual conflicto bélico en Ucrania.

Los ingresos fiscales y el gasto público asumen una importancia económica crucial para la comunidad civil y política, cuyo objetivo es lograr unas finanzas públicas capaces de ser instrumento de desarrollo y de solidaridad. (Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 355).

El papa Francisco nos recuerda que es muy importante que el Estado asegure la transparencia en la gestión del dinero que «procede de los sacrificios de muchos trabajadores y trabajadoras». Ello «favorece que las personas estén más motivadas para pagar los impuestos, sobre todo si la recaudación ayuda a superar las desigualdades, a realizar inversiones para que haya más trabajo, a garantizar una buena sanidad y educación para todos, a crear infraestructuras que faciliten la vida social y la economía.» (Encuentro del papa Francisco con una delegación de la Agencia Tributaria Italiana, 31-01-2022).

El sistema tributario vigente en España, adoptado en el año 2007, no contempla ninguna asignación específica a la Iglesia en los Presupuestos Generales del Estado. Dicho sistema es respetuoso con la voluntad del contribuyente y se adecua a la situación económica que atraviesa el país en cada momento. Mediante este sistema, cada año la misión de la Iglesia es evaluada por parte de los ciudadanos que libremente pueden marcar o no con una X la casilla a favor de la labor de la Iglesia católica.

Teniendo en cuenta la intensidad de la crisis económica y social que estamos padeciendo, este año es aún más importante marcar las dos X en nuestra declaración del IRPF, para destinar el 0’7% de nuestros impuestos a las actividades de la Iglesia católica y también a otros fines sociales. Cabe recordar que marcar las dos casillas en nuestra declaración no es excluyente, no tiene ningún coste adicional y es del todo deseable, especialmente en estos momentos de crisis.

El papa Francisco nos hace soñar con una Iglesia que sea una gran familia dispuesta a llegar a todos los rincones de la sociedad. Nos anima a que vivamos el Evangelio intensamente y seamos capaces de proponer ese camino de alegría a los que nos rodean allí donde nos encontremos. Quiere que seamos una Iglesia que salga al encuentro del otro, sin juzgarlo, para acompañarlo. Así nos lo pide Jesús al final del Evangelio de Mateo: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt 28,19).

Para llevar a cabo esta misión, además del compromiso y de la oración de todos los fieles, necesitamos también medios económicos. Y ahora tenemos una maravillosa oportunidad de contribuir a esta noble misión para el bien común con un sencillo gesto: marcando las dos X de nuestra declaración de la renta. Nuestro más sincero agradecimiento a tantos creyentes y no creyentes por su generosa colaboración.