Fecha: 13 de junio de 2021

El pasado mes de mayo se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVIª Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión».

El Papa hace notar que «el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra «sínodo». Caminar juntos -laicos, pastores, obispo de Roma- es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil de poner en práctica» (Discurso 17.10.2015). Sinodalidad remite a la esencia misma de la Iglesia, a su realidad constitutiva, y se orienta a la evangelización. Es una manera de ser eclesial y una profecía para el mundo de hoy. Es lo que san Agustín denomina Cristo Total, cabeza y miembros en unidad indivisible, inseparable. Sólo desde la unidad en Cristo Cabeza tiene sentido la pluralidad en los miembros del Cuerpo, que enriquece la Iglesia, superando cualquier tentación de uniformidad. Desde esta unidad en la pluralidad, con la fuerza del Espíritu, la Iglesia está llamada a abrir caminos y, también, a ponerse ella misma en camino.

Hacer camino juntos, es querer escuchar juntos al Espíritu Santo, en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia. No se trata sólo de un acontecimiento puntual, sino de un proceso que involucra a todo el Pueblo de Dios, cada uno según su propia función. El proceso sinodal pleno sólo existirá verdaderamente si se implican las Iglesias particulares. Por eso el próximo camino sinodal inicia con una apertura solemne y se articula en tres fases. Este será el itinerario:

  1. La apertura será en el Vaticano los días 9-10 de octubre de 2021 y en cada Iglesia particular el 17 de octubre de 2021. De octubre 2021 a abril 2022 se tendrá el trabajo en las Iglesias particulares y otras realidades eclesiales. El objetivo es la consulta al Pueblo de Dios a fin de que el proceso sinodal se realice en la escucha a la totalidad de los bautizados. Se enviará un Documento preparatorio, acompañado de un Cuestionario y un Vademecum con propuestas para realizar la consulta en cada Iglesia particular. Hasta octubre de 2021, cada obispo nombrará un responsable diocesano (equipo) de la consulta sinodal, que pueda ser punto de referencia y enlace con la Conferencia Episcopal. Y también en la Conferencia Episcopal habrá un responsable (equipo) que pueda ser referente y enlace con los responsables diocesanos. La consulta a las Diócesis se desarrollará a través de los órganos de participación previstos en el Derecho. Y se clausurará con una reunión pre-sinodal, que será el momento culminante del discernimiento diocesano. Y se enviarán las conclusiones.
  1. Después se abrirá un período de discernimiento de los pastores de la Conferencia Episcopal, para que escuchen lo que el Espíritu ha suscitado en las Iglesias. Se redactará una síntesis y se enviará a la Secretaría General del Sínodo con las aportaciones diocesanas. La Secretaría General del Sínodo redactará un primer Instrumentum Laboris, en septiembre de 2022.
  2. Desde septiembre de 2022 a marzo de 2023 se dialogará a nivel continental sobre el texto del primer Instrumentum Laboris, que luego se publicará y enviará. Cada Reunión Internacional de Conferencias Episcopales nombrará asimismo un responsable que pueda ser referente y enlace tanto con las Conferencias Episcopales como con la Secretaría General del Sínodo, antes de septiembre de 2022. Y tendremos un documento final, que se enviará a la Secretaría General en marzo de 2023 y la Secretaría procederá a la redacción del segundo Instrumentum Laboris, antes de junio de 2023.
  1. Y en octubre de 2023 tendrá lugar la fase de la Iglesia Universal. Y se celebrará el Sínodo de los Obispos en Roma.

Se quiere hacer posible, así, la escucha real del Pueblo de Dios y la implicación de todos los obispos. Se configura un ejercicio de la colegialidad dentro del ejercicio de la sinodalidad, en la perspectiva subrayada por el Papa Francisco en el 50º aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, en su destacado Discurso de 17.10.2015. El Sínodo debe ser un acontecimiento espiritual de discernimiento: «Cada uno en escucha de los demás; y todos en escucha del Espíritu Santo».