Fecha: 2 de julio de 2023

Todo el año pero especialmente en verano, en nuestra diócesis viviremos muchos “aplecs” y romerías. Como el de este domingo, multitudinario, en el Santuario de la Virgen de Montgarri (Valle de Arán), que reúne devotos de ambos lados de los Pirineos. Los “Aplecs” son manifestaciones de fe y devoción popular,  caminando hasta un santuario donde se venera una imagen de María o de algún santo patrón.

El Papa Francisco, que ama mucho la piedad popular, afirma que es “una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una forma de ser misioneros; conlleva la gracia de la ‘misionariedad’, del salir de sí y del peregrinar: El caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador. ¡No coartemos ni pretendamos controlar esa fuerza misionera! Para entender esta realidad hace falta acercarse a ella con la mirada del Buen Pastor, que no busca juzgar sino amar.” (EvGaud. 124-125).

Las romerías son expresión de fe y devoción de los creyentes hacia Dios y sus santos, especialmente la Virgen María. Realizan un acto de entrega y dedicación religiosa, demostrando así su amor y su confianza. Reúnen a personas de diferentes comunidades, comarcas y regiones que comparten la misma fe. Allí se fortalecen los lazos comunitarios y se crea un sentido de solidaridad entre los participantes. Se comparten experiencias, se ofrecen apoyos mutuos y se establecen vínculos fraternos (pensemos en Montserrat o en Lourdes). Las romerías también ofrecen a los participantes la oportunidad de renovar su vida espiritual. A través de la peregrinación, la reflexión, la oración y la participación en los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía, se fortalece la relación con Dios y con María, obteniéndose una renovación interior y un crecimiento espiritual. Para muchos creyentes, las romerías son un momento propicio para buscar la curación física, emocional o espiritual. Y también, si es voluntad de Dios, obtener milagros para quienes acuden con fe y devoción.

“Aplecs” y romerías forman parte del patrimonio cultural y religioso de muchos lugares. Suelen contar con elementos tradicionales, como vestimentas típicas, danzas folklóricas, música y gastronomía propias de cada región. Participar en una romería es una forma de mantener vivas las tradiciones y preservar la identidad cultural de una comunidad. Además de un significado más profundo y personal, son también eventos sociales y culturales de los pueblos y dan vida al rico patrimonio arquitectónico religioso.

El Papa Francisco ha mostrado una gran estima por la religiosidad popular. Él reconoce que la fe y la devoción de las personas en sus expresiones populares tienen un lugar importante en la vida de la Iglesia y en la experiencia religiosa de los fieles; son una forma de encarnación de la fe en la vida cotidiana y enriquece su relación con lo sagrado. Resalta la dimensión comunitaria y solidaria de la piedad popular, como fuerza transformadora que debe construir una sociedad más justa y fraterna, y anima a la Iglesia a acompañarla y nutrirla, reconociendo su importancia y ayudando a los fieles a vivirla como un encuentro con Dios y un compromiso con el prójimo y la sociedad.