El sábado 5 de marzo tuvo lugar la segunda Jornada interdiocesana de animadores, organizada por los delegados de juventud de las diócesis catalanas. El lema era, siguiendo una expresión del papa Francisco, «Llamados a ser instrumentos de misericordia». Si hay un colectivo herido hoy, es el de los jóvenes. Por este motivo el tema a tratar fue como acompañar desde la Iglesia y las parroquias, movimientos y escuelas estos jóvenes que nos llegan con heridas afectivas, psicológicas y sociales.
Acompañar y «restaurar» a los jóvenes
Un centenar de animadores de toda Cataluña se encontraron en el colegio mayor Lestonnac. La jornada se inició, después de la oración inicial, con una mesa redonda con la psiquiatra juvenil y religiosa Mar Alvarez, el mercedario José María Carod y Luis Plana, delegado de juventud de la Seo de Urgel. Todos destacaron el papel que tiene la iglesia en este campo. Sobre todo porque si bien quizás la iglesia no está formada por profesionales en áreas de acompañamiento, sí puede ofrecer a los jóvenes una estimación y amor que a menudo no encuentran en otras instituciones. Y este amor y misericordia hacia los jóvenes heridos es su gran aportación, por la capacidad de restaurar los jóvenes de hoy, a menudo víctimas del individualismo y la sociedad de consumo. Dos testimonios de jóvenes que vimos así nos lo mostraron.
Después de comer juntos la tarde continuó con diversos talleres, donde los animadores pudieron escuchar como una persona que acompaña personas con problemas daba pistas de cómo acompañar y curar los jóvenes de las parroquias. El padre Willy, religioso acompañante de jóvenes de bandas en Honduras, jóvenes ex-drogadictos del Cenáculo, Reyes Barragan, experta en acompañar espiritualmente personas con problemas psicológicos, Ester Bosch, trabajadora social en Hogar de paz donde acogen mujeres de la calle, César Marcos, director del centro Abierto Don Bosco, el hermano Manuel, marista trabaja con centro de jóvenes y Federico, trabajador social.
La jornada finalizó con la eucaristía presidida por el obispo Francisco Pardo, encargado del área de juventud de la CET. Una eucaristía donde tuvimos muy presente los jóvenes a los que somos enviados a ser instrumentos de la misericordia de Dios.
Los asistentes salieron muy contentos, con ganas de poner en práctica lo trabajado, y conscientes de la gran responsabilidad ya la vez privilegio que tenemos como animadores de jóvenes de poder acompañar y curar las heridas de los jóvenes, convirtiéndose así en instrumentos de misericordia. Ya esperando la tercera jornada por 2017.