Fecha: 4 d’octubre de 2020

Acabamos hoy unos días intensos de oración de todos los cristianos del mundo, por el cuidado de la Creación. Un «Tiempo de la Creación» que comenzó el 1 de septiembre, Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación, y se cierra hoy, fiesta de S. Francisco de Asís, patrón de la ecología y autor del «Cántico de las criaturas» que inspiró al Papa Francisco para titular su famosa encíclica, «Laudato si’«. Los cristianos renovamos en todo el mundo nuestra fe en Dios Creador y nos unimos de manera especial en la oración y el compromiso en favor de la defensa de la casa común. Se cumplen 50 años del Día de la Tierra, y al mismo tiempo 5 años de la publicación de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco.

Los Obispos de la Comisión de Pastoral Social y Promoción humana de la CEE nos han ofrecido 4 claves para el cuidado de la creación:

1.- Tener cuidado de la fragilidad.- En tiempos de coronavirus, tenemos que pedir a Dios una auténtica revolución de los cuidados para mostrar que el auténtico cuidado de la vida y las relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad y la justicia.

2.- Custodiar lo creado.- Con especial intensidad, debemos custodiar la casa común, construir una «cultura del cuidado de la Creación». Y la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad.

3.- Tener cuidado del prójimo.- Las profesiones que cuidan del prójimo testimonian la grandeza de la humanidad. Las familias y las organizaciones sociales han respondido al impacto social de la pandemia, y la Iglesia, desde su profunda humildad, se mostró «experta en humanidad» (S. Pablo VI).

4.- Espiritualidad del cuidado.- La paz interior, la profundidad del corazón, la experiencia de sentirse cuidado por Dios, son condiciones básicas para la contemplación agradecida del mundo y para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del medio ambiente.

La pandemia ha puesto de relieve lo muy vulnerables e interconectados que actualmente somos. Si no tenemos cuidado unos de otros, empezando por los últimos, los que están más afectados, incluso de la creación, no podremos curar el mundo. El creyente, contemplando al prójimo como un hermano y no como un extraño, lo mira con compasión y empatía, no con desprecio o enemistad.

A los 5 años de la Laudato si’, la actual pandemia da la razón al Papa Francisco cuando reclamaba que diéramos mayor importancia a la preocupación ecológica. «El mensaje de la encíclica es profético«, dice Augusto Zampini, del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, de la Santa Sede. Las injusticias provocadas por el cambio climático no han sido hasta ahora denunciadas de forma bella y responsable, como lo ha hecho el Papa. Quienes más se resienten del cambio climático son los más vulnerables, los que no son capaces de protegerse. Habrá que ir a las raíces de esta injusticia, si queremos frenar sus trágicas consecuencias. Siguiendo la estela de S. Francisco, debemos cambiar nuestra sensibilidad hacia la creación. El Papa ofrece una mirada sobre la conectividad de las personas, animales, ecosistemas… La pandemia del coronavirus es como un grito de la naturaleza que espera que las personas lo escuchamos y cambiemos nuestra forma de cuidarla. El futuro de las próximas generaciones pasa por la preocupación ecológica que lleve a tomar las medidas necesarias, como de hecho ya se está intentando con el Covid-19. El coronavirus es un síntoma de la crisis integral que estamos viviendo, de un planeta enfermo.