Fecha: 30 de abril de 2023

Ya estamos en plena primavera, una estación que no sé si nos altera, como suele decirse, pero que nos anima y nos hace pensar en la siguiente, el verano. Y es que pensar en el verano es también pensar en tiempo de recreo y vacaciones. A menudo oímos decir «necesito unas vacaciones», parece que mucha gente que trabaja necesita vacaciones urgentemente, pero es aún más urgente que los que tienen «vacaciones permanentes» encuentren un trabajo.

Mañana celebramos san José Obrero, patrón de los trabajadores. La Fiesta del Trabajo es una jornada en la que reflexionamos sobre el mundo laboral y cómo el trabajo dignifica a la persona. Año tras año los trabajadores salen a la calle para reivindicar el derecho a un trabajo digno. La jornada es una jornada festiva, pero a menudo tensa y cargada de emociones, porque muchas personas trabajan en malas condiciones y muchas viven en suma precariedad por no poder acceder a un trabajo. También es cierto que hay personas que teniendo trabajo hacen un mal uso de los derechos laborales.

El mundo del trabajo es muy complejo y es necesario encontrar una fórmula adecuada que vaya bien a todo el mundo, esto no es fácil. La Iglesia tiene una propuesta muy bien definida: la Doctrina Social de la Iglesia. Este compendio de normas y principios nos ofrece un camino para transformar la realidad en una sociedad más justa, solidaria y fraterna, que se logra con el respeto a la dignidad de la persona humana y a sus derechos y deberes.

La Doctrina Social de la Iglesia constata que los derechos de los trabajadores, como todos los demás derechos, se basan en la naturaleza de la persona humana y en su dignidad trascendente y añade que «un bienestar económico auténtico se alcanza por medio de adecuadas políticas sociales de redistribución de la renta.» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 303) Más allá de los análisis económicos que se puedan hacer, que dejo a los expertos, creo que es muy importante partir de unos principios básicos a tener en cuenta en cualquier acción dentro del mundo laboral. Es necesario que empresarios y trabajadores asuman también sus deberes y obligaciones. Para tener derechos es necesario cumplir los deberes.

Es fundamental que entre trabajadores y empresarios exista un buen diálogo que permita llegar a acuerdos beneficiosos para unos y otros. Con confianza y buena voluntad, podemos hacer de nuestro espacio y tiempo laboral una maravillosa oportunidad de aprender, crecer y vivir la fraternidad.

Siguiendo estrictamente lo que propone la Iglesia, es incuestionable que muchos de los males que sufre la sociedad se aliviarían o desaparecerían. Es necesario que insistamos en que es muy importante partir de estos principios y hacérnoslos nuestros como cualquier buen hábito que tengamos y del que no dudamos. Como decía san Juan Pablo II, dar a conocer la Doctrina Social de la Iglesia es una forma de evangelización.

Queridos hermanos y hermanas, está en nuestras manos poner en práctica buenas acciones para promover la justicia y la fraternidad. Hoy que también se celebra la colecta por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los territorios de misión, les invito a participar en ella. Además, rezaremos por las vocaciones en nuestras comunidades. Que san José Obrero nos ayude a ser generosos y perseverantes.