Fecha: 30 de enero de 2022

Los obispos de todo el mundo debemos llevar a cabo cada cinco años una visita que se llama “Ad Limina Apostolorum”, que significa a la “casa de los Apóstoles”, es decir a Roma, donde murieron dando su vida por Cristo y donde fueron enterrados los apóstoles San Pedro y San Pablo. Pero su significado más profundo es sin duda expresar la comunión de todas y cada una de las iglesias locales con el Papa, a la vez que para los obispos es una gran experiencia de la catolicidad, la universalidad de la Iglesia.

Esta visita tiene también el objetivo fundamental de presentar al Papa, sucesor de San Pedro, el estado de la diócesis en todos sus aspectos.

La semana del 9 al 16 de este mes de enero fuimos los obispos de las diócesis con sede en Cataluña, junto con los de Valencia y Baleares, quienes hemos tenido el gozo de participar en esta visita. A lo largo de toda la semana se han visitado y hemos celebrado la Eucaristía en las basílicas de San Pedro, en el altar de la tumba de San Pedro, la de San Juan de Letrán, la de Santa María la Mayor, la Basílica de San Pablo Extramuros, que contiene los restos del Apóstol San Pablo, y la basílica de la Santa Cruz en Jerusalén. Y a la vez hemos podido visitar y reunirnos con varios dicasterios que son departamentos encargados de diversos temas en la Curia del Vaticano.

Ni que decir tiene que el momento culminante fue el encuentro con el Papa Francisco con quien, después de saludarlo personalmente,  pudimos estar un largo rato reunidos. El Papa tiene el don hacernos sentir como en casa y fue muy emocionante para todos. Ha sido una gracia que quiero compartir con todos vosotros a través de estas líneas.

Cuando recitamos las palabras del Credo, en su versión más larga decimos: “Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica” y esto forma parte de nuestra fe. Jesús está presente en su Iglesia i Él dijo a sus discípulos en el momento de la Ascensión al cielo: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo»,  y aunque esto lo experimentamos cada día, hay sin embargo momentos en que lo podemos experimentar de una forma más viva, y ésta ha sido ciertamente una muy intensa.

La visita de los obispos al Santo Padre es expresión, por tanto, de esta afirmación de fe y de la comunión con el Obispo de Roma y personalmente la hice y la viví en nombre también de toda la Iglesia diocesana de Terrassa. Oremos, pues, por la Iglesia diocesana y universal y oremos por el Papa también.