Fecha: 5 de julio de 2020

El tiempo de «confinamiento» ¿acaso ha sido un momento de «hibernación» de nuestroPlan Pastoral Diocesano? ¿Lo hemos metido en el «congelador»? La pregunta es más que razonablecuando el Plan se titula ¡Salgamos! Tal vez ha parecido que lo hemos guardado en un cajón una temporadita y ahora, cuandoprogresivamentevamossaliendo del confinamiento, lo retomamos.

La pandemia del coronavirus no ha sido un paréntesis en nuestra vida. Ciertamente, el tiempo de confinamiento ha sido un tiempomuy duro en muchossentidos y la crisis económica y social que ha provocado es muygrave. Sin embargo, tengamos en cuenta que el Señor se ha encarnado en todanuestra historia y siempreestápresente. Y, precisamente, en este tiempo de confinamiento hemos celebrado la cincuentenapascual. CristoResucitado nos da una vida nueva en plenitud que nada ni nadie nos puedesecuestrar ni confinar.

Sinduda, durante los díasconfinados en casa se han paralizadoalgunas de nuestrasactividadespastoraleshabituales, pero el Señor no ha estadoausente. Por ello, permitidme que os sugiera una pregunta: ¿qué significa en tiempo de pandemia ser Iglesia en salida? ¿Cómo afecta la pandemia a nuestroPlan Pastoral? ¿Volveremos a la «normalidad pastoral» de siempre?

Si nuestra mirada no se queda en un nivel superficial, nos daremoscuenta de que precisamente estos días hemos vividoexperiencias de Iglesia en salida a pesar de la Covid-19, algunas de ellas inimaginables hace meses.

Como Iglesia en Barcelona, muchos hemos «salido»:

  • En el compromiso y esfuerzo de tantoscristianosprofesionales de la salud y servidores públicos que han manifestado de manera coherente y profunda sucompromiso por los demás.
  • A través de una renovada preocupación e interés por los enfermos y por los ancianos.
  • Manteniendo las puertasabiertas de nuestras Cáritas parroquiales para acoger y ayudar a los más vulnerables, con un cuidado especial por las familias con problemasvinculados a la vivienda y a la alimentación. Y como muchosvoluntarioseranpersonas de riesgo, muchosjóvenes se han ofrecido para ayudar.
  • Saliendo al balcón para vivir la solidaridad y el agradecimiento.
  • A través de las redessociales (que han dejado de ser instrumentos de los especialistas y de los jóvenes) hemos vividopluralidad de experienciascomunitarias, de Iglesia universal e incluso de comunicación íntima.
  • Haciendoexperiencia de una renovada vivencia de la «comunión eucarística espiritual».
  • Valorandomuchomás a los profesionales de los trabajosesenciales y a algunos de nuestrosvecinos que se han ofrecido para ayudar a los másnecesitados.

Es evidente que esta realidad nos ha hecho salir de nuestraspropiasseguridades y prioridades. Muchos me habéiscomentado que habéisechado en falta comulgar el Cuerpo de Cristopresente en la Eucaristía. Los pastores también hemos echado de menos poder celebrar con la presencia del Pueblo de Dios. Hemos experimentado la fraternidaddesde la distancia, que hemos vividoacompañándonos, interesándonos los unos por los otros, llamándonos, solucionando dificultades, apoyándonos…

Queridoshermanos y hermanas, en este tiempo de confinamiento hemos entrado más en la comunidad-fraternidad y eso ha supuesto un salir de nosotrosmismos. En definitiva, todoesto nos diceclaramente que el Plan Pastoral no ha quedado «fuera de juego» en tiempo de pandemia, sinotodo lo contrario, hemos estadosaliendo como nos pide el Plan Pastoral.