Fecha: 29 de agosto de 2021

Desde la publicación de la Carta encíclica Laudato si’ (LS, 24 mayo 2015), el primer día de septiembre la familia cristiana celebra la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, con la que empieza el Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, en la celebración de la memoria de san Francisco de Asís, declarado patrón de la ecología por el papa San Juan Pablo II. Este año ya celebramos la séptima edición de esta Jornada.

Durante este período, los cristianos renovamos la fe en Dios creador y nos unimos de manera especial en la oración y en la labor a favor del cuidado responsable de la creación que Dios nos ha confiado. Este año nos uniremos alrededor del tema «¿Una casa para todos? Renovando el Oikos de Dios». Oikos es una bonita palabra griega que significa hogar o casa. Tenemos un pasaje precioso en el libro del Génesis, la tienda de Abraham, que simboliza esta casa para todos, una casa con las puertas abiertas donde se acoge a todo el mundo y se cuida la creación.

Todos somos muy conscientes que con nuestro consumo y acciones diarias condicionamos nuestro entorno. Pero, mirando el futuro, son los jóvenes los que juegan el papel más importante en el cuidado de la casa común. Los últimos jóvenes en incorporarse al mercado de consumo son la que se conoce como generación Z, nacidos entre 1994 y 2012. Es un segmento de población muy diverso. Por un lado, encontramos jóvenes enganchados al consumo, a lo que está de moda; son jóvenes que viven el presente y parece que no les preocupa demasiado el futuro. Sin embargo, por otro lado, descubrimos a jóvenes conscientes del valor de la creación y de la importancia de defender valores como la sostenibilidad, la conciencia medioambiental, el reciclaje, la diversidad, la inclusión…

Gracias a Dios, en las últimas décadas se ha ido tomando más y más conciencia de los graves problemas que crea una desmesurada carrera por el progreso económico sin tener en cuenta las limitaciones de nuestro planeta y la justa distribución de sus riquezas. Las exigencias de una nueva generación de consumidores, más sensible al respeto de la creación y preocupada por unas condiciones laborales dignas, están impulsando a las empresas a apostar decididamente por la sostenibilidad en sus productos y procesos productivos.

Más allá de las razones de mercado, y gracias a iniciativas como la del papa Francisco con la publicación de Laudato si’, los hombres y las mujeres de nuestro tiempo vamos tomando conciencia de la responsabilidad recibida de Dios de tener cuidado de la creación, de los ecosistemas y de manera principal de la vida y de la dignidad de las personas humanas.

Esta preocupación por la creación nace del amor a la obra de Dios que como dice el Génesis: «Y vio Dios que era bueno.» (Gn 1,12). Somos los humanos los que rompemos la armonía de la creación con el pecado, con la indiferencia o maltrato de lo que Dios ha puesto en nuestras manos para que lo mejoremos.

Queridos hermanos y hermanas, que san Francisco de Asís  nos inspire a vivir la propuesta gozosa del Papa: «Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza.» (LS 244).