Fecha: 9 de abril de 2023
Hoy es un día de gran alegría para todos nosotros, para toda la humanidad, ya que celebramos la resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. Pascua es la fiesta más importante del año, es la victoria de la vida sobre la muerte, la unión sobre la división, el amor sobre el odio, la gracia sobre el pecado.
En la celebración eucarística de este domingo se proclama el pasaje de la aparición de Jesús a María Magdalena (Jn. 20,1-9). El evangelista narra cómo llega al sepulcro por la mañana y encuentra que la piedra había sido movida. Después, corre a informar a Pedro y al discípulo amado. Y luego ambos se apresuran para llegar al sepulcro y comprobar lo que ella les ha dicho, ven que las sábanas están ahí, pero el cuerpo del Señor no está. El sepulcro vacío es el signo visible de la resurrección.
Así se confirma nuestra fe. La fe en que la resurrección de Jesús no fue algo imaginario o un mito, sino un hecho histórico con los discípulos como testigos oculares. La resurrección es el acontecimiento central de la fe cristiana, y es lo que infunde la esperanza y la certeza de que la vida sigue más allá de la muerte.
En ese tiempo de incertidumbre y dolor que vivimos es fácil sentirse desanimados, confundidos, preocupados. Pero la Pascua recuerda que, a pesar de los sufrimientos y dificultades que debemos afrontar, siempre hay esperanza en Cristo. Él ha prometido que nunca nos abandonará y que siempre estará con nosotros, incluso en los momentos más oscuros.
Por tanto, hoy es un día para alabar y felicitar a Dios, para darle gracias por su amor y su misericordia. Es un día para renovar la fe y el compromiso con Cristo, el que hicimos al recibir el bautismo, y para compartir su amor y esperanza con los demás. Esta Pascua debe movernos a ser mejores personas, más generosas y caritativas, y a trabajar juntos para construir un mundo más justo y pacífico, un mundo donde verdaderamente reine la caridad que brota de este acontecimiento central de la historia de la humanidad: el Hijo de Dios encarnado, nacido de María Virgen, Jesucristo, ha resucitado por darnos vida, su vida eterna.
Nuestra vida debe ser un testimonio de esta resurrección. En este tiempo de Pascua la Iglesia canta la antífona “Regina cœli”. Es un texto dirigido a la Virgen María, e intercalado por la aclamación gozosa del aleluya. La Iglesia canta y suplica a María, como Reina del cielo, que se alegre porque ha resucitado el que llevó en su vientre, tal como le había prometido, y le pide que rece por nosotros ante Dios: “Regina cæli Lætare. Quien quem meruisti portare Resurrexit sicut dixit. Ora pro nobis Deum”.
Con este gozoso canto a María os deseo a todos una buena y santa Pascua. ¡Que el Señor resucitado os bendiga y guarde siempre! ¡El Señor ha resucitado! ¡Aleluya!, ¡Realmente ha resucitado, Aleluya!