El Papa Francisco, en el mensaje para la Cuaresma de este año, nos invita a vivir nuestra adhesión al Evangelio a través de aquella petición de conversión y de reconciliación que San Pablo dirige a Corintios: «En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20).
«Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible solo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Gál 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene », expresa el Papa invitando a no dejar pasar en vano este tiempo de gracia, «con la ilusión presuntuosa que somos nosotros los que decidimos el tiempo y la manera de nuestra conversión a Él».
El Papa Francisco también recuerda que «poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes» y que «compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de ensuciarse, ya que se cierra en su propio egoísmo».