Fecha: 2 de enero de 2022

La próxima semana los obispos de la Tarraconense peregrinaremos a Roma, donde permaneceremos durante unos días, para realizar la visita “ad limina apostolorum”. Desde los primeros siglos del cristianismo encontramos testimonios del reconocimiento de la primacía de la Iglesia de Roma y de su pastor, el Papa, sobre todas las demás iglesias. El hecho de ser el lugar del martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, la comunidad que custodia sus reliquias y la sede presidida por el sucesor de Pedro, han convertido a esta iglesia y al magisterio de su obispo en punto de referencia y criterio de la auténtica fe de las iglesias de todo el mundo. La comunión de un obispo con el Papa es garantía de la verdad de su predicación y de su magisterio.

Durante unos días celebraremos la Eucaristía y rezaremos en las basílicas de San Pedro en el Vaticano y de San Pablo extramuros. Es un momento de profundo significado espiritual y teológico. Los obispos, como sucesores que somos de los apóstoles, tenemos la misión de ser pastores del único rebaño de Cristo, de confirmar a nuestros hermanos en la fe, de anunciar el mensaje del Evangelio a todos los pueblos y de conservar íntegro el depósito de la enseñanza apostólica. En estas celebraciones pediremos la ayuda y la intercesión de estos apóstoles para que nos iluminen en nuestra misión al servicio del Pueblo de Dios. También oraremos por las necesidades de nuestras diócesis confiados en la intercesión de aquellos que son considerados las columnas de la Iglesia.

Un momento especialmente significativo lo constituirá el encuentro con el papa Francisco. La misión del obispo de Roma no se circunscribe a los límites de su diócesis. Si todos los obispos hemos de tener una preocupación por toda la Iglesia, ya que todos formamos parte del Colegio Episcopal que sucede al Colegio Apostólico, es sobre todo el Papa quien ha sido constituido por Cristo pastor de toda la Iglesia, principio de la unidad en la fe y en la comunión de todo el Pueblo de Dios y el primer evangelizador de todos los pueblos. Si todos los encuentros con el Santo Padre son emotivos para cualquier cristiano, el que un obispo tiene con el sucesor de Pedro en el marco de esta visita tiene un significado especial. En ella se expresa, se vive y se refuerza de una manera muy concreta la comunión de cada obispo con el Papa y de cada diócesis con la sede romana. Es una ocasión para que el Santo Padre nos conozca un poco más y para expresarle la comunión y el afecto que sentimos todos los cristianos de nuestra diócesis de Tortosa hacia su persona.

Finalmente tendremos ocasión de visitar distintas congregaciones y organismos de la Santa Sede y encontrarnos con sus responsables. Como preparación de estos encuentros se ha enviado un informe sobre la vida de la diócesis durante estos últimos años. En él se reflejan nuestras alegrías y esperanzas y también los problemas y dificultades para el anuncio del Evangelio que estamos viviendo en estos momentos. Por la experiencia de la anterior visita que tuve ocasión de realizar a los pocos meses de mi llegada a la diócesis de Tortosa, os aseguro que se trata de encuentros muy iluminadores que nos abren a la realidad de toda la Iglesia.

Os invito a rezar durante estos días por el fruto de esta visita, para que crezca en todos nosotros el sentimiento de que pertenecer a la Iglesia es un honor porque es una gracia de Dios.